2011/12/12

La “traición” de Albert Pujols


Por MIGUEL ERNESTO GOMEZ MASJUAN (Especial para Pasaje Deportivo)
 Realmente creí que después del segundo título de Serie Mundial para los Cardenales de San Luis en cinco años, el dominicano Albert Pujols firmaría un lucrativo contrato que lo convertiría en un Cardenal-de-por-vida y que quizás lo hubiera acercado todavía más a la leyenda que fue Stan Musial. Era lo lógico; pero en el mundo de las Grandes Ligas lo único que parece lógico es que quien ofrezca más dinero, se lleva al jugador. Adiós a las “lealtades” y los “peloteros franquicia”.
La noticia por estos días por supuesto es la firma del enorme contrato de Pujols con Los Ángeles Angels de Anaheim. El todopoderoso dueño del equipo, Art Moreno, estuvo dispuesto a pagar 254 millones de dólares por 10 años al dominicano. De esta manera Pujols logró el segundo mayor contrato de todos los tiempos en las Mayores, solo superado por el de Alex Rodríguez.


Desde la organización de los Cardenales aseguran que ellos también ofrecieron 10 años, más algunos incentivos dentro de la franquicia; pero eso no fue suficiente para el representante y el pelotero. Me parece una pésima decisión de Pujols, al menos desde el punto de vista sentimental, pero ya sabemos que eso no paga las cuentas; aunque de seguro el dominicano no está muy preocupado por la crisis económica, porque en 11 años con San Luis ganó 112 millones…y con su bate ayudó a que el equipo ganara muchos más, dirán algunos y también tendrían razón.


Entonces, ¿qué gana Pujols? Por supuesto, 25,4 millones al año son una “razón de peso”; no obstante, él también sabe que se marcha a la Liga Americana, donde el pitcheo es mucho más débil que en la Nacional, por tanto, sus números podrían mejorar a partir de 2012 y a esto se agrega que con la posibilidad del bateador designado, pues podría mantenerse los 10 años de su contrato y no exponerse a tantas lesiones (recordemos la que sufrió esta temporada, mientras defendía la primera base).


¿Qué pierde Pujols? La posibilidad de convertirse en un pelotero-franquicia y de terminar sus días en una ciudad donde es el rey. Fanáticos en un lado, 254 millones en el otro. Ya sabemos hacia qué lado se inclinó la balanza.

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