Por RAFAEL ROFES PEREZ
“¡Vamos, chico, pégale fuerte a la bola, espera la tuya, no te desesperes, tienes que impulsar la de segunda, con esa ganamos!… ¡Tírale curva afuera, tu sabes cómo dominarlo, demuestra que eres un pítcher de verdad, arriba que estamos ganados ya!…”
Son estas frases beisboleras cubanas, las que después de tres años de estancia en este país se mantienen vigentes en terrenos de pelota de Glendale, California, contagiadas con la alegría y la picaresca de un grupo de compatriotas, que como yo, arribamos a este país en etapas diferentes.
Por cosas del azar conocí a uno de estos “peloteros” al poco tiempo de mi llegada a Estados Unidos: Felipe Cruz, un hijo de Marianao, quien llegó a estos predios en el año 1980. Así, en improvisada plática tocamos –como buenos cubanos-el tema del béisbol, motivo por el cual supe de la existencia de estos juegos y fui invitado a participar en ellos por este inquieto segunda base, quien disfruta a plenitud como los demás, cada lanzamiento, cada batazo, cada carrera, cada out…
El terreno de Choll Canyon, en la ciudad de Glendale –el Miami de los armenios-, acoge desde horas tempranas de cada mañana dominical a unos peloteros diferentes, de distintas generaciones, no importa la edad. Algunos peinamos canas, otros muestran la flor de su juventud, provenientes de todas las regiones de Cuba, a los que se suman los nacidos en esta nación. Pero nos une la misma idiosincrasia, el amor a la Patria, esa que siempre nos identifica con un bate, un guante y una pelota en nuestras manos dondequiera que estemos.
Todos de una manera u otra nos las arreglamos para vestir nuestros propios uniformes y sentirnos más cómodos, unos usamos la típica gorra o el pañuelo en sus cabezas, otros prefieren jugar con pantalones cortos. Y aunque como es lógico, a estos improvisados trajes no los distingue la homogeneidad en cuanto a diseño, sí hay algo que identifica a la mayoría, y es el llevar con orgullo el nombre de Cuba o nuestra Enseña Nacional en cualquier parte de dicho uniforme..
Además de percibir el calor familiar en estos estimulantes “pitenes”, divertirme junto a mis hermanos , sentirme al igual que ellos en ocasiones un Kendry Morales madero en ristre, un Yunieski Betancourt a la defensa, o un Jose Ariel Contreras sobre el montículo, otras satisfacciones en mis incursiones me demostraron una vez más que, entre tantas cosas, de sorpresas también esta lleno este mundo.
¿Acaso no es realmente sorprendente reencontrarse depués de más de 30 años con un amigo? Eso me sucedió el primer día que visité este terreno de pelota, al sentarme sin proponérmelo a la diestra de Rene Lanza, un viejo compañero de clases, con quien estudié en la Universidad Central de Las Villas en el año 1977. En solo un abrazo rememoramos parte de nuestra juventud y entramos a jugar con nuevos bríos, como lo hacíamos en Cuba muchos antes de cumplir ambos los 20 años de edad.
Rene, natural de Cruces, Las Villas, es fundador de esta liga beisbolera, que vio la luz en 1982, y a la que muchos denominan cariñosamente la “Liga del Trapo”. Para él ha significado mucho, ha sido y es parte inseparable de su vida, le ha permitido, además, mantener el contacto con sus compatriotas y continuar en forma deportiva, como lo demuestra sobre el terreno, pues no obstante arribar a sus más de 50 abriles, no es nada fácil para los lanzadores sacarle out.
Halagüeno y reconfortante para cualquier amante de este deporte lo es sin dudas jugar con dos peloteros de alto nivel, como lo fueron Luis Alvarez Estrada y Yoankis Turiño en las series nacionales de Cuba. El primero fue inicialista (zurdo) de Las Tunas e Industriales, principal novena de la capital cubana, por varias temporadas, quien destacó sobremanera por su poder al bate, y el segundo un lanzador derecho de enormes perspectivas, quien también hizo de las suyas con los Industriales y Metropolitanos, la otra selección de La Habana.
Con Turiño he tenido la suerte de alinear en el mismo equipo, no así con Luis Alvarez, a quien me he visto en la obligación de enfrentar desde el box y he tratado de “dominar” con lanzamientos que sólo llevan el recuerdo, respeto y la admiracion para él, a quien vi jugar infinidad de veces en Cuba, y quien hoy también lo entrega todo sobre el terreno junto a sus hermanos en suelo californiano.
Pero no sólo Felipe, Rene, Luis y Turiño ponen el “extra de los campeones” en cada partido. Otros como Alberto Ojeda, Albert del Toro, John Calvo, Lázaro y Lazarito jr., Miguelito y el dominicano Gino de la Cruz…, por solo citar algunos, condimentan esta fiesta dominical junto al resto de los asistentes, quienes siguen con atención las mil señas que desde el banco transmite Alfredo Navarrete, el popular “Chino” de Marianao, sin discusión el mejor utility de la Liga en todos los aspectos.
Y como buenos cubanos que somos, todo se desarrolla bajo el sonido de nuestra contagiosa música. Y tras el out 27 de cada juego no puede faltar un brindis con un buen ron o una exquisita cerveza, como sucederá una vez más este próximo domingo cuando se sumen al convite el tradicional cerdo asado y su inseparable arroz congrís y compañía.
Así que ya lo sabe, si es usted amante del béisbol, y quiere probar sus habilidades con nosotros, súmese al festín, le aseguro que siempre quedará un huequito disponible, preferentemente en los jardines, para que comience a ejercitar sus piernas, dé más vida a sus años y pueda también batear de jonrón en esta hermosa confraternidad.
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