2012/04/04

Despaigne: ¡35 jonrones!

A veces tengo la impresión de que Alfredo Despaigne juega a la pelota a una velocidad por debajo del resto, aunque seguro los lanzadores que lo enfrentan jamás me apoyarán, pues cuando se presenta en el cajón de bateo hasta el más capaz debe hilar fino, muy fino.

Las razones son sencillas: el béisbol se le da fácil al toletero granmense, quien salta al diamante para divertirse, como me confesara en Matanzas antes del derby de jonrones en el Juego de las Estrellas. En los momentos cumbres, despojado de cualquier tensión, cumple con su cometido en el terreno: batear, batear y batear, amparado por un sinfín de virtudes con el madero.

A sus 25 años, parece no tener techo en este béisbol, y cuestionarnos sobre sus límites deja de tener sentido, pues siempre nos sorprende con algo más. Anoche, en el ruedo de la pelota cubana, el parque Latinoamericano, destrozó el récord de 33 cuadrangulares para una Serie Nacional, impuesto por Yoennis Céspedes y empatado por José Dariel Abreu hace apenas un año.
“Contra Mayabeque pensé que podía romper la marca, me hubiera gustado hacerlo ante la afición granmense, pero no pudo ser. Hoy, en las prácticas antes del juego, conecté 15 jonrones y sabía que de un momento a otro llegaría el batazo, pero jamás imaginé que fuera con el bate partido”, confesó sonriente instantes después.

Con un poderoso swing se llevó las cercas del bosque izquierdo sobre una recta a 84 millas del zurdo industrialista Ian Rendón, la primera víctima, pues en el epílogo se la botó por el derecho a otro de la misma mano, Roberto Carlos Santiesteban, aunque en honor a la verdad cualquiera pudo tener el “privilegio”.

Baste decir que 33 serpentineros han visto cómo Despaigne les despacha la bola a las gradas esta campaña, entre ellos varios distinguidos (Miguel Lahera, Dalier Hinojosa, Yosvani Torres y Misael Siverio) y otros de notable rendimiento como Yohan Hernández o Darwin Beltrán.

De poco o nada les ha servido a los pitchers lanzarle con el box a 15 pulgadas de alto, o el cambio a una esférica menos viva, la Mizuno 200, pues justo en ese instante comenzó su desaforada producción de cuadrangulares. Entre enero y febrero botó 21 pelotas, presagio de que el récord pasaría a su poder, era solo cuestión de tiempo.

Durante la travesía, Despaigne no ha hecho más que reafirmarse como uno de los mejores bateadores —si no el mejor— de la Isla a la hora buena, conectando 19 de sus vuelacercas con hombres en base, cuatro de ellos con los ángulos congestionados, un apoyo invaluable para Granma en sus aspiraciones de clasificación.

“Uno siempre se pone metas, pero no podemos obsesionarnos con romper récords. Durante la temporada no pensé mucho hasta dónde podía llegar, e incluso ahora tampoco lo hago, tal vez sean 40 o a lo mejor me quedo aquí. Lo más importante es rendir al máximo para el bien del equipo, que tiene como mayor aspiración colarse en los play off”, destacó Despaigne. (Aliet Arzola Lima)

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