Yogey Pérez, destacado pelotero cubano en la categoría juvenil
y ex integrante del conjunto de Ciego de Avila en las series nacionales y uno
de los buenos prospectos con reales posibilidades de jugar Grandes Ligas, ya
mostró sus virtudes con el conjunto
Clase A Yakima Bears en las
Menores , perteneciente a los Diamondbacks de Arizona, organización que lo
firmó el pasado mes de junio.
Luego de abandonar la Isla en el 2010 motivado por las pocas
oportunidades que le dieron en las cinco series nacionales en las cuales
participó, el espigado toletero de 23 años se erigió entre
las figuras fundamentales que contribuyeron al exitoso desempeño
del Yakima en la fase regular y que le posibilitó el pase a la postemporada,
esquiva para esa novena desde hacía dos campañas.
Este prometedor zurdo, quien puede desempeñarse
con acierto en la primera base y los jardines, exhibió magnífico promedio
ofensivo de más de 400 internacionalmente en las lides escolares y juveniles en
las cuales participó, y en el 2006 integró
-como inicialista y cuarto bate- el equipo criollo al Mundial Juvenil efectuado
en Sacti Spíritus.
Tus inicios en la
pelota…
Desde los diez años
me dio por jugar béisbol porque de niño fue mi mayor pasión. Hasta dormido lo llevaba en mis sueños. Cada vez que podía me aparecía con mi guante
y mi pelota al terreno allá en mi natural municipio Venezuela, provincia de
Ciego de Avila, donde nací.
¿Quién fue tu primer entrenador?
Wilbert Pérez.
¿Qué posiciones jugabas?
La primera base.
Wilbert y demás entrenadores veían en mí condiciones para jugarla por el hecho
de ser zurdo, por mi estatura y fuerza al bate.
Muy intensa esa etapa, ¿verdad?
Sí. Desde que me
inicié comencé a competir en diferentes lides. La primera el torneo infantil
9-10 años
que tuvo por sede a Villa Clara. Ahí fuimos subcampeones al caer en la gran
final ante los locales, pero tuve la dicha de conocer a Leonys Martín y a Dayán
Viciedo, quienes juegan hoy en día en Grandes Ligas . ¿Quién
lo iba a decir?
¿Qué pasó después?
Después de participar
en el nacional 11-12 en la provincia de Granma, fui llamado para la EIDE Marina
Samuel Noble, de Ciego y pasé a la categoría 13-14. A partir de aquí
integré todos los equipos Cuba. O sea en 13-14, 15-16 y juveniles con resultados
sobresalientes en lo colectivo y en lo personal.
¿Como cuáles?
En el 2002 fuimos
campeones panamericanos en 13-14 en el torneo realizado en el estado de Vargas,
Venezuela. Un año
después nos llevamos el oro en el Mundial de Taipei de China (15-16) y volvimos
a triunfar en el Panamericano de México (2004), en la misma categoría, éxito
que repetimos allí mismo en el 2005, pero en los juveniles.
¿Y
tu rendimiento?
Estuve muy bien en
cada uno de estos eventos. Fíjese que en todos ellos promedié por encima de 425 y varias veces me escogieron
para integrar el Todos Estrellas. Y en el Mundial juvenil efectuado en Sancti
Spíritus en el 2006 quedé como líder en impulsadas y terminé bateando 455.
Recuerdo que en ese Mundial fueron eliminados por Estados
Unidos…
Asimismo. Nuestro equipo estaba muy bien, llevábamos cinco
triunfos sin derrotas, cuatro de ellas por nocao, pero en la llamada muerte
súbita los norteamericanos nos eliminaron al vencernos 4x0. Nos pusieron un
lanzador que estaba encendido, el mejor que enfrenté en toda mi etapa como
juvenil.
¿Quién fue?
El derecho Blake
Beavan, quien por cierto juega hoy en las Grands Ligas con los Marineros de
Seattle.
¿Fuiste también como inicialista a ese
importante certamen?
Siempre fui el
primera base titular y cuarto bate de esos equipos.
¿Quiénes eran los demás regulares en
ese conjunto?
Ahí estaban, además
de mí, el jardinero central Leonys Martín; Leandro Lamadrid,
designado; Dayán Viciedo, tercera base;
Carlos Mesa, jardinero izquierdo; Dariel Alvarez, en el derecho; Pavel Quesada, camarero; Julio César Ramírez,
receptor, y Darián González era el torpedero. Y entre los lanzadores estaban
Aroldis Chapman, Freddy Asiel Alvarez, Vladimir García, Frank del Valle
Arrebato, Alberto Soto y Juan Yasel Serrano… Era muy buen equipo, pero la
pelota es impredecible y sentimos
muchísimo no poder discutir la corona.
¿Qué pasó con Yogey Perez después de
ese Mundial?
Me escogieron para
integrar el equipo de Ciego de Avila a las series nacionales con solo 17 años.
¿Cuántas series jugaste?
Cinco. Desde la 45
hasta la 49.
¿Cómo te fue ese primer año?
No tuve muchas
oportunidades de jugar, porque la primera base la cubría Dany Miranda, que era campeón
olímpico y además me decían que aún yo era muy joven y debía esperar.
¿Y en las siguientes temporadas?
Cuando se retira Dany
colocan a Yorelvis Charles en primera base. Yo era solo el primer bateador
emergente y por lo regular daba el hit cuando me sacaban. Aún así al otro día
tampoco jugaba. Entonces comenzaron a decirme que iba a ser el relevo de
Yorelvis y esa situación me disgustó bastante porque comencé a darme cuenta que
estaba pasando mis mejores momentos en el banco.
Hasta algunos
dirigentes de la Comisión Nacional y la periodista Julita Osendi preguntaron
varias veces a la dirección del equipo
cuándo yo iba a jugar, pero nada. Hoy en día Yorelvis sigue como primera base
en Ciego de Avila.
¿Entonces ni esas
conversaciones de esos directivos y la prensa con la dirección del conjunto avileño
surtió efecto para que jugaras más?
Para nada. Solo que
me ponían en algunos juegos y bateara o
no me volvían a sentar.
¿Y no probaron ubicarte en los
jardines?
Solo las escasas
veces que uno de los titulares se lesionaba. Allí estaban Roger Poll, Isaac
Martínez y Yoelvis Fiss.
¿Qué alegaba el director Roger Machado
para no ponerte a jugar?
Me decía que tuviera
paciencia, que ya llegaría mi turno. El se molestaba también porque toda la
afición pedía mi presencia en el terreno, situación que lo disgustaba cantidad.
Pero nada, no me daba el chance definitivo.
En la serie 49 fue
cuando más oportunidades tuve de jugar y promedié para 387, además de decidir
como emergente el único choque que le
ganamos a Villa Clara en ese play off.
¿No te dio por ir a jugar a otras
provincias?
Claro que lo pensé.
Me querían Villa Clara, Camagüey, Matanzas, Cienfuegos, Granma, la Isla, Sancti Spíritus y
Provincia Habana en aquel entonces. Yo tenía decidido muy en serio irme, pero la
Comisión avileña
podía suspenderme por dos años.
Esa suspensión es como un castigo...
Por supuesto. Tienes
que dejar de jugar dos temporadas para poder marcharte a otra provincial al
tercero. Después que dejas el béisbol por
dos años, ya no es lo mismo. Son medidas que no
tienen sentido. En Cuba estacan demasiado el desarrollo del pelotero.
¿Creo que Víctor Mesa también te “echó
el ojo”?
Sí. El habló conmigo,
me agradó mucho todo lo que me dijo . Es el único que le gusta desarrollar
figuras jóvenes en la Isla y en eso tiene un gran mérito.
¿Fue entonces solo esta situación la que te motivó abandonar Cuba?
Exactamente, al darme
perfecta cuenta que estaban siendo injustos conmigo. Yo merecía jugar y estaba perdiendo mi tiempo allí, como mismo le ha
sucedido a otros. Yo solo quería hacer lo que me gustaba y ellos no me lo
permitieron.
¿Saliste de Cuba en el 2010?
En agosto del 2010 vía México junto a mi amigo Leonys
Martín, mi papá y otros familiares de él y míos.
¿En qué parte de México permaneciste?
Solo unos meses, más
que todo en Lagos de Moreno y de ahí marché hacia Estados Unidos. Actualmente
resido en Kendall, Miami.
¿Qué hiciste desde que llegaste a
Miami?
Comencé a entrenar y
un día me presenté al Miami Dade College a hacer una exhibición para ver si me
escogían y poder jugar con el equipo de allí. Afortunadamente así fue y me mantuve dos semanas con ellos
practicando.
¿Y posteriormente?
En enero asistí con
el equipo de allí, los Sharks del Miami Dade al campeonato que se juega en
todos los Estados Unidos. En esos tres meses que duró la temporada fui a clases
en las mañanas y la tarde
se la dedicaba por entero a la pelota.
¿Cómo fue tu desempeño
con ese equipo?
En 50 partidos promedié
para 445, fui líder de bateo, además quedé primero en hits con 75, triples, con
10 y bases robadas, 39 en total, no solo de mi equipo, si no de toda la
Florida, donde también me seleccionaron en el Todos Estrellas.
¿Defendiste de nuevo la inicial?
No. En esta
oportunidad me colocaron en los jardines, en cualquiera de los tres. Comencé
como tercer bate, pero al darse cuenta
de mi velocidad en las bases me pasaron al primer turno hasta que terminó el
campeonato.
¿Prefieres los jardines o el primer cojín?
En estos momentos me
gusta más ser jardinero.
Imagino bien fuerte ese torneo…
Por su puesto. El
nivel es elevadísimo. Es inusual encontrarte a un lanzador que tire por debajo
de las 90 millas y saben muy bien jugar béisbol.
¿Cómo te sentiste al recibir el
notición de ser llamado por los Diamondbacks de Arizona el pasado mes de junio?
Figúrese. Sentí una alegría indescriptible, me puse muy contento.
Esto me abrió las puertas de jugar bien en serio en Grandes Ligas. Hago todo por seguir adelante y no defraudar a mis familiares, amigos y a toda la gente que
sé me sigue tanto en Cuba, Estados Unidos y en otras partes del mundo.
Pero tengo entendido que otras organizaciones se interesaron
igualmente en ti…
Varios fueron los
equipos que mostraron interés en mí . Tuve conversaciones con representantes de
los Medias Blancas, Angels, Tampa, Milwaukee, Texas, Marlins, Kansas City,
Astros, Detroit, San Francisco y Rockies de Colorado.
¿Cómo te sientes ahora en las Menores?
Muy alegre por ser titular con el equipo Yakima
Bears de la Short-Season Northwest League, Clase A. Allí defiendo también los
jardines.
¿Y cómo te ha ido?
He mejorado bastante
mi juego. Poco a poco me he ido adaptando a este nivel de béisbol, muy
diferente en todos los sentidos.
¿Cuánto promediaste ofensivamente?
Por solo dos hits no
pude alcanzar la marca de los 300. Quedé en 285 en 35 juegos. Pegué 39
sencillos, de ellos cuatro dobles, dos triples y un jonrón, impulse 12 carreras
y me colocaron siempre como primer bate, preferentemente en el jardín izquierdo
o como designado.
Creo que estos
numeritos los podré superar la venidera temporada, porque ya estoy mucho más
ajustado a esta pelota y no dejaré ni un momento de entrenar. El triunfo necesita de bastante sacrificio.
Supe que en los play offs cayeron cerradamente…
Estuvimos a un paso
de la final, pero perdimos cerradamente
el partido decisivo 3x2 frente a los Hawks Stown.
¿Alguna otra competición en tu mente?
Trataré de actuar
en la Liga Profesional de Puerto Rico
que comienza a finales de octubre. Vamos
a ver. Es un fuerte evento que me haría muy bien jugarlo.
¿Quiénes te ayudaron más en tu formacion como pelotero en Cuba?
Mi papá Lorenzo, fiel
guardián en toda mi carrera, quien siempre me alienta y da fuerzas para seguir
adelante; Félix Molina, mi director en
los juveniles y Juan Suárez, el mismo
que fue coach de Azucareros hace un buen tiempo ya, cuando la era de Servio
Borges. A él tengo muchísimo que agradecer.
¿Qué peloteros admiraste en Cuba, cómo
quiénes quisiste ser?
Admiré a Antonio
Pacheco, Víctor Mesa, Orestes Kindelán, Frederich Cepeda y Germán Mesa.
Pero siempre quise ser como Omar
Linares, para mí el mejor y más completo pelotero de las series nacionales. Era
fenomenal.
¿Cuáles consideras tus mejores armas?
Tengo muy buen tacto,
cuesta trabajo poncharme, además de ser bien veloz sobre las almohadillas, dos
aspectos muy importantes en el béisbol .
¿Y como está tu bateo de largo
alcance?
Nunca he sido un
bateador de dar muchos jonrones, pero eso no quiere decir que no los dé. Con
todo lo que he entrenado y jugado desde que llegué a Estados Unidos, más el
juego diario ahora que tuve con los Yakima Bears, eso me ha permitido ganar en fortaleza.
¿Cómo comparas al Yogey Pérez que
jugaba en Cuba con el de hoy?
Más o menos sigo siendo el mismo en muchos aspectos, solo
que aquí he elevado mi nivel aún más en
cuanto a la técnica, en cuanto a mi preparación. Hoy en día me siento más
pelotero que cuando estaba en Cuba y el motivo fundamental es que he ganado en confianza y han confiado
en mí, lo que nunca hicieron allá conmigo.
¿Entonces no te arrepientes de haber
salido de Cuba?
En lo absoluto,
porque vine a hacer lo que más me gusta, jugar pelota, ya que en mi país no me
daban esa oportunidad.
¿Tu
gran sueño?
Convertirme en un
gran jugador de Grandes Ligas
¿Como quién?
Como Ichiro Suzuki
¿Por qué como él?
Porque ha sido un ejemplo de entrega y consagración y por sus impresionantes numeritos de por vida, especialmente por su gran cantidad de hits. Es inmenso este
japonés.
¿Crees que otros peloteros que juegan
en la Isla tienen hoy calidad para jugar en la Grande?
Mira, todos los
peloteros que bateen por encima de los 320 en Cuba pueden tener posibilidades
aquí y también los que integran la selección nacional.
¿Por qué te dicen “el Yiyi”?
¿De dónde salió?
Porque con solo días
de nacido, mi mamá me decía mi chiquitico. Después esos mimos fueron aumentando
, me llamaba mi yiyitico y se quedó el “Yiyi”
de hoy con el que me conocen mis amigos y toda la familia.
¿Disfrutaste el triunfo de Ciego de
Avila en la pasada Serie Nacional?
Muchísimo. Me
sentí un “tigre” más y no me perdí ni un
juego de esos play offs. Y aprovecho para enviarles mis felicitaciones,
especialmente a Yander, a Carrero, a Vladimir por esos partidazos que tiraron.
Que sigan así, pues ese es solo el comienzo de otros campeonatos.
¿Algún mensaje a la gente que te sigue
y admira?
Que sepan que salí de
Cuba con el objetivo de llegar a Grandes Ligas y que lo lograré Dios mediante.
Que siempre llevo presentes a todos mis seguidores en la Isla, a los de aquí y
a los de otras partes del mundo. Un abrazo
sincero a todos.
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NUMERITOS DE POR VIDA
EN SERIES NACIONALES
Series jugadas, 5; veces al bate, 254; carreras anotadas,
33; hits, 65; dobles, 12; triples, 0; jonrones, 4; average, 256; total de bases, 89; slugging,
350; bases robadas, 1; cogido robando 2; carreras impulsadas, 26; bases por
bolas, 17; ponches, 38; juegos jugados, 134.
A la defensa, en 509 lances, solo cometió 4 errores para
promedio de 992.
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