La generosidad de una mano amiga

Por RAFAEL ROFES PEREZ

La amistad, ese sentimiento recíproco entre dos personas o más, esa que nace del corazón cuando es verdadera y que une con lazos afectivos al hombre en cuanto a comprensión,  sinceridad, confianza, preocupación y alegría, la mayoría de la veces se revierte en imprescindible ayuda para superar los inconvenientes y momentos duros de la vida.

De tal aseveración podrían dar fe los integrantes del conjunto de Ciego de Avila, actuales monarcas del béisbol cubano, quienes han recibido desde la campaña número 50 el entusiasta apoyo de dos incansables personas que independientemente de residir en la ciudad de Miami,  no dejan de sentirse avileños y siguen bien pegados a su gente y a su equipo de pelota.

Para Juan Alcides Losada Foronda y su hijo Roldy no existe mayor placer que poder llegar al terruño, compartir con los jugadores de aquella provincia, alentarlos y ayudarlos materialmente en lo que pueden cada vez que realizan un viaje a nuestra hermosa Isla.

Varias han sido ya las visitas de este binomio a Cuba, en la primera de las cuales se dedicaron  a llevar bates de buena calidad para los “Tigres”, pues sabían que estaban “cortos’’ con este implemento tan esencial a la hora de jugar béisbol.

“En cada viaje que hacemos –dice Juan Alcides- siempre tratamos de entregarles las cosas que más necesitan, como guantillas de bateo, medias, guantes, gafas, medias, sudarios, spikes, anillas para batear para que el bate no les cimbre cuando le dan un quema'o, suplementos para tratar sus lesiones, coderas, muñequeras, vendas elásticas, masajeadores eléctricos y otros implementos.  Y  claro, todo comprado con dinero de nuestro bolsillo, pagando como parte del equipaje aquí y allá”.

“Si te fijas  bien en las fotos de la 51 Serie, la que ganaron, verás que lucieron unas muñequeras azul claro, con el logo del tigre sobre el home plate y los bates cruzados en una mano, y el número de cada uno en la otra... Rusney Castillo las ha usado hasta en en los topes contra Nicaragua, Estados Unidos  y Holanda”.

“Quiero que sepas que son bien agradecidos los muchachos al iguel que los directivos de aquella provincia. Ellos me invitaron a su fiesta cuando ganaron el subtítulo en la 50 Serie y también a la de la 51”

“El día de la primera donación de bates ellos jugaban en el Latino contra Industriales, quienes les dieron un jonrón en cada uno de los tres primeros innings, pero con esos bates que les llevamos los tigres lograron impulsar las carreras que al final les dieron la victoria”, señaló contentó Juan Alcides.

Reseñó  igualmente con alegría cómo cuando  Mayito Vega dio dos hits contra Granma en las semifinales de la temporada 50 lo hizo con un bate que llegó a entregarle en el quinto inning, recién llegado del aeropuerto de Cienfuegos.

“Y muchos de los batazos claves del equipo se han dado con esos bates, como el cuadrangular de Fiss en Pinar del Río en la final de la Serie 50 también y otros tantos de los que dieron en el campeonato número 51”, recalcó.

A una pregunta acerca del porqué hacen estas cosas, tanto Juan Alcides como Roldy expresaron: “Figúrese, eso nos da muchísima alegría, todo sin nada a cambio, solo la satisfacción de haber contribuido con un granito a erigir el pedestal sobre el que hay que poner el trofeo que ganaron en buena lid”.

De nuevo Juan Alcides tomó la batuta y me comentó con mucha seguridad en sus palabras que los avileños no ganaron la Serie de Oro “por la enorme presión sicológica que sobre ellos pendía con el rollo de la sede del 26 de julio que tanto le endilgaba Jorge Luis Tapia, primer secretario del Partido por aquel entonces”.

“Y tuve la ocasión de decírselo al mismísimo Tapia, que los había matado con tantas llamadas y arengas, en las que les decía que la sede dependía de su victoria... ¡Una barbaridad, mi amigo!”, acotó.

Pero este gran amor de Juan Alcides por el béisbol se remonta a su niñez porque siempre lo jugó y hasta aprendió a anotar.  El  proviene de una familia beisbolera de la que formó parte el ya fallecido Ulises Jardines y en la que igualmente se incluyen árbitros, narradores y comentaristas y en la que su hijo Roldy fue otro pelotero frustrado como él. Port al motivo los dos hasta han ido a ver juegos de la serie provincial y de la liga azucarera.

Llegados a la ciudad de Miami en el 2007, Juan Alcides quien trabaja actualmente como terapista y ejerció la abogacía por más de 24 años en la Isla, es del criterio –al igual que Roldy- de que “si la gente de aquí quisiera de verdad ayudar y estimular podríamos hacer una especie de ONG, una cooperativa, hacer una ponina, para llevarles las cosas más elementales”.

“Inclusive  hasta pensé en apadrinar un área de beisbol infantil, llevarles bates, guantes, pelotas, cascos y otras cosas para garantizar el relevo, pues en esas edades tempranas la cosa no anda nada bien”.

Junto a esos momentos de satisfacción en Cuba, tanto para Juan Alcides como para su hijo Roldy el primero de noviembre del 2011 resultó un día fatídico y triste en sus vidas, pues el mayor de los Losada se vio involucrado en un lamentable accidente de tránsito, que como casi siempre sucede dejó nefastas consecuencias.

“Iba yo de Florida para Ciego de Avila –apunta Juan Alcides- como pasajero  y el chofer del auto en que yo viajaba cometió un adelantamiento indebido en una curva a la derecha y nos impactamos contra una camioneta que venía bien veloz en sentido contrario. No había bebidas alcohólicas de por medio ni otras causas que  hubiesen provocado la tragedia, así de sencillo como te cuento”.

“Este accidente  fue precisamente días antes de festejar yo mis 50 años con mi gente allá. Desgraciadamente perdieron la vida el chofer y un sobrino mío. Fue terrible.

Antes finalizar esta amena plática, Juan Alcides, quien fue invitado a la premiere del documental de Julita Osendi y Randolph Medina "Los Tigres: Nuevos Reyes de la Selva”, quiso enviar unas palabras a los actuales campeones de la pelota cubana:

“Como no voy a poder estar para la inauguración de la Serie número  52 como quisiera,  les deseo todo lo mejor del mundo, que triunfen de nuevo, y si no ganan no importa si lo hacen jugando como siempre les he dicho, con alegría, con soltura, que se diviertan, que nunca se den por derrotados”.