Por RAFAEL ROFES PEREZ
Hoy quiero compartir con los lectores de mi Pasaje solo uno de lo tantos trabajos de calidad, amenos e interesantes que forman parte del libro Los hombres de negro, escrito por el colega y amigo de tantos años, José Antonio Fulgueiras, un hombre enamorado de la pelota, quien me hizo llegar recientemente esta joya periodística.
Si Fulgueiras califica
al umpire capitalino José Pérez Julién como “el hombre de las dificultades”, yo
me voy a tomar el atrevimiento ahora mismo de agregar que él - por demás hijo ilustre de Sagua la Grande-, es “el hombre de
las tallas inigualables”, pues a decir
verdad, las cosas que le han sucedido a José Antonio en sus poco más de 55
primaveras, bien pudieran ir fácilmente a los récords Guiness.
Y no exagero. Espero
algún un día poder demostrárselos. Ahora solo los dejo con este trabajo del
polémico Fulgue, el cual espero disfruten porque toca aspectos poco conocidos
de Pérez Julién, un árbitro bien corajudo y a la vez requetesencillo.
Aunque a José Pérez Julién no lo enlanza ningún vinculo sanguíneo
con Simón Bolívar, el Libertador, de igual forma se le pudiera llamar “El
hombre de las dificultades”. O también, el ampaya de los enredos amplificados,
o el de las controversias escandalosas. Lo cierto es que pese a su juventud,
que la revela en físico y palabras, resulta uno de los mejores árbitros cubanos
del momento.
Contar los rollos
arbitrales de Pérez Julién sería interminable, pero vamos a dejar que el nos
narre dos de los más repiqueteados.
He sido un poco fatal, en realidad he tenido mala suerte. En
el primer problema acontecido en Ciego de Avila, considero que fueron injustos
en la sanción que me aplicaron.
Yo le canté un tercer strike al camarero avileño Mario Vega
y él protestó, pero yo hice caso omiso del asunto. Concluí el juego y me dirigí
al cuarto de árbitros para entregar las pelotas,
pero Mayito parece que no se conformó con mi decisión, continuó detrás de mí y
me insultó. Me viré, me volvió a ofender con palabras obscenas y tuve que
expulsarlo.
Ese percance fue en el intermedio del primer y segundo
juegos. Fui a cambiarme de ropa porque iba a trabajar en bases, y ya estando en
la habitación, Vega entró, y de una forma descompuesta, me gritó: “¡Tú eres
malo con cojones!”. Pensé que me iba a agredir y rápidamente me levanté y me
defendí, pero todo fue muy simple, solo le tiré un manotazo. Era un cuarto
cerrado, no había puerta y nadie nos vio; sin embargo, los comisarios técnicos
fueron extremadamente duros conmigo y lo informaron a la Comisión Nacional que
lo consideró como un hecho muy grave y nos suspendieron por dos años, tanto al
atleta como a mí.
Apelé por todos los canales, pero sin resultado. Escribí una
carta al Presidente del INDER, Cristian Jiménez, con copia al Vicepresidente
primero, Roberto León Richard, y jamás recibí una respuesta.
Y aunque el Comisionado Nacional, Carlos Rodríguez, me
aseguró que ese incidente no me iba a perjudicar para los eventos
internacionales, todo resultó falso. Ese año se efectuaron en Cuba los
mundiales Juvenil y Universitario, y el Preolímpico de las Américas, y en
ninguno participé. Además, había siso seleccionado por la AIBA para la Copa
Intercontinental en Taipei de China 2006 y me denegaron la participación, pues
alegaron que yo estaba suspendido. Me troncharon esos eventos internacionales
por una actitud injusta de los directivos del béisbol. Yo hice mi apelación
correspondiente pero nadie me respondió.
Otro incidente con Michel Enríquez fue en el 2007. Le canté
un tercer strike en el sexto inning de
un juego en la Isla de la Juventud, y no le gustó. En el propio home me
ofendió, me faltó el respeto, y me vi en la obligación de expulsarlo.
Ese hecho ocurrió un martes; al día siguiente, miércoles, él
no jugó como está establecido. El jueves salió a cubrir la tercera base, pues
ya había cumplido la sanción. El juego se desarrolló normalmente, y al
finalizar el encuentro, me fui hacia el hotel. Cuando me estaba bajando del
carro, él me estaba esperando, escondido en el hotel, con un bate en la mano.
Me fue para arriba y me tiró el batazo hacia la cabeza. Solo tuve tiempo de
poner el brazo en defensa, con lo que logré detener el bate, pero con el
impacto me fracturé el cúbito.
Fue una agresión física premeditada dos días después del
ponchado. Huno muchas agravantes: premeditación, alevosía, violación de la
seguiridad del hotel y golpe a traición con un arma contundente, mas la
justicia no se ejecutó.
Posteriormente se concertó una reunión con ambos. Me dijeron
que él tenía deseos de disculparse conmigo, mostrar su arrepentimiento, y yo
accedí. Todo ser humano tiene derecho a una oportunidad en la vida, ¿no?, y
pienso que él se lo ha ganado por el prestigio que tiene como atleta y los
muchos logros deportivos que le ha aportado al país. No se puede negar esa
oportunidad, y yo se la di. Sin duda le di la posibilidad de demostrar su
arrepentimiento y estoy satisfecho con eso.
Le he arbitreado después varias veces sin ningún problema.
Nos hablamos, él me saluda y yo le respondo. Se disculpó conmigo y ya es como
si no hubiera pasado nada entre nosotros.
Sin embargo, Mario Vega, hasta ahora, no me ha dirigido la
palabra; y cuando le arbitreo, pongo la máxima concentración en las jugadas en
que él participa, para que no haya el menor recelo de represalia o rencor.
En 1996, anterior a estos dos acontecimientos, Pérez Julién
tuvo otro soplo espinoso.
Ocurrió en un juego entre Pinar
del Río y Matanzas, en el Capitán San Luis. A la altura del novena inning se
produjo una jugada en tercera, en la cual hubo dos decisiones. El juego estaba
4 a 3. Los matanceros en su última oportunidad tenían hombre en primera, ya con
dos outs. El bateador en turno dio un two-base por el center field, y el corredor
de primera dobló por tercera y siguió hacia el home; pero al verse
prácticamente cogido, regresó a tercera. El árbitro de segunda se había
internado en los jardines, detrás de la conexión. José Ramón (Mongo) Vélez fue a cubrir la segunda, y yo,
que estaba en el home, fui hacia tercera. El catcher, al observar que el corredor
regresaba a la antesala, tiró hacia esa base, pero el tiro no fue buenoy le dio
tiempo al corridor a retornar a la almohadilla. Yo canté quieto, pero Mongo
regresó a su posición y canto out.
Se formó una gran polémica,
porque si se mantenía el out, el juego se acababa y ganaba Pinar del Río, y si
prevalecía el quieto, seguía bateando Matanzas.
El juego se estaba transmitiendo
por la television y decidimos reunirnos. Yo era un árbitro nuevo, solo tenía
tres series nacionales. Germán Aguila, el jefe de Grupo, determinó que como mi decisión
era la más correcta tenía que prevalecer.
Matanzas continuó al bate e hizo
6 carreras en ese inning y le ganó a Pinar del Río. Por suerte la cámara lenta
apoyó la decisión que se adoptó. Fue una situación muy difícil. Prácticamente
salí asistido por la Policia. Pero luego los aficionados, al ver la jugada por
la television, se ocuparon de aclarar que, en efecto, el fallo había sido
justo.
También en el 2008, en el play
off SSP-PRI, tuve un problema con Pedro
Luis Lazo, cuando Sancti Spíritus empató en el noveno inning por un lanzamiento
que ellos consideraron que era bola y yo canté strike. Lazo salió como líder a
protestar, pero con un tabaco en la boca, y tuve que expulsarlo por actitud
antideportiva. Ahí se formó un pequeño altercado, aunque todo terminó bien, no hubo males mayores.
5 comentarios:
Creo que ha sido un buen árbitro, y muchos quizás desconozcan que es un licenciado en cibernética que dejó esta profesión por dedicarse a la pasión del beisbol. Aunque capitalino , que siempre los villaclareños miramos con recelo ante decisiones contra Villa Clara, hay que reconocer que es un buen árbitro y que ha sido bastante neutral.
Buen arbitro que no come miedo y eso e importante
Lo vi muchasss veces y la verdad tenia una de las zonas de strike mas grandes que se pueda ver. Y estoy hablando hacia los lados. Muchos de sus problemas fueron por eso, ponchados con bolas que pasaban a una cuarta del home. No voy a calificarlo de bueno o malo, pero de que tiene ese"problemita" lo tiene.
Gracias Rafael Rofes Perez por dar criterios positivos sobre mi. El trabajo de un árbitro en cualquier deporte es dificil. Lo más importante es ser imparcial y te ganarás el respeto de los atletas que son los que realmente definen ¿quiénes son los árbitros buenos y quiénes no lo son?
Estimado Rafael Rofes Pérez.
Un saludo ante todo.
Me sorprendió ver la publicación en su blog de mi pequeña narración plasmada en el libro de Fulgueiras.
Le agradezco mucho sus comentarios positivos sobre mi persona.
Desgraciadamente la mayoría de las personas que emiten criterios sobre los árbitros son aficionados y desconocen esta labor tan difícil. Los que mejores pueden caracterizar a un árbitro son los atletas y casi nunca lo hacen de forma pública. En caso de que alguno lo haga, por lo general se refiere al arbitraje en general.
A pesar de las dificultades del trabajo, siempre se recibe la recompensa de los atletas cuando respetan tus decisiones. Eso no se logra de la noche a la mañana. Hacen falta muchos años y decisiones polémicas donde prime el valor y la imparcialidad del árbitro.
Antes de empezar los juegos, los equipos averiguan cuales son los árbitros y psicológicamente los prepara para el encuentro. Así hacemos también los árbitros, vemos que equipos van a jugar y que lanzadores estarán en el juego.
Tuve la suerte de trabajar durante 20 series nacionales y representar al país en 7 eventos internacionales fuera de Cuba.
Gracias por todo.
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