Por RAFAEL ROFES PEREZ
Un hijo de Palma Soriano, Orestes Kindelán Olivares (jardinero, receptor y primera base) es el más grande toletero cubano de este tiempo, con un total de 487 cuadrangulares, además de liderar igualmente los departamentos de carreras impulsadas, con mil 511; total de bases recorridas, 3 mil 893, y sacrificios de fly, 91; cuarto en carreras anotadas, mil 379; tercero en slugging, 600; quinto en pelotazos recibidos, 185 y en bases por bolas, con mil 232. Estos numeritos hablan por sí solos de su calidad.
Por estos dias de efervescencia beisbolera en la
postemporada de las Grandes Ligas y el inicio de las lides de invierno en
Dominicana, Venezuela, México…, y revisando la participación cubana en ellas,
me vinieron a la mente los fenomenales sluggers que han pasado por las series
nacionales en la Isla y que no pudieron demostrar sus cualidades en la Gran
Carpa.
Motivado por tales actuaciones, les propongo adentrarnos en
el accionar de estos jugadores (todos ya retirados), específicamente los máximos jonroneros del actual béisbol de
Cuba –los numeritos no incluyen la 51 temporada-, quienes quizás hubieran inscrito
también sus nombres con letras doradas en la pelota de los Estados Unidos.
Y digo quizás, pues como todos sabemos una cosa es imaginar
y otra la realidad sobre el terreno.
Comprobado está que muchos jugadores que han brillado en diferentes
lides alrededor del planeta, cuando enfrentan el mejor béisbol del mundo no
alcanzan el mismo rendimiento, sin embargo otros sí. Ejemplos hay bastantes.
De todas maneras estos jonroneros a los que me referiré
tenían gran calidad, eso nadie lo puede dudar y en mi caso, me hubiese
encantado haberlos visto jugar en la Grande. Recordemos que la mayoría de ellos tuvieron esos fenomenales
resultados en una de las etapas más brillantes de la pelota cubana después de 1962.
Un hijo de Palma Soriano, Orestes Kindelán Olivares (jardinero, receptor y primera base) es el más grande toletero cubano de este tiempo, con un total de 487 cuadrangulares, además de liderar igualmente los departamentos de carreras impulsadas, con mil 511; total de bases recorridas, 3 mil 893, y sacrificios de fly, 91; cuarto en carreras anotadas, mil 379; tercero en slugging, 600; quinto en pelotazos recibidos, 185 y en bases por bolas, con mil 232. Estos numeritos hablan por sí solos de su calidad.
Además, Kindelán tuvo en su poder por más de dos décadas el
récord de más cuadrangulares en un torneo en Cuba, con 30, pues ahora lo comparten
el cienfueguero Jose Dariel Abreu y el granmense Yoenis Cespedes, ambos con 33,
implantado en la 50 Serie Nacional.
En la arena internacional Kindelan disparó 101 en las más de
20 lizas internacionales en las cuales tomó parte: seis Campeonatos Mundiales
amateurs, tres Juegos Olímpicos, seis Copas Intercontinentales, cuatro Juegos
Panamericanos e igual cantidad de Centroamericanos, y en la mayoría de los
casos fue eje fundamental en los triunfos de su equipo.
Tras Kindelán aparece un jugador con un poder descomunal, me
refiero al jardinero matancero Lázaro Junco Nenínger, quien bien pudo haber
integrado en más oportunidades las filas de la selección nacional por sus
sobresalientes resultados allá por los años 80 y 90, y que como muchos otros,
fue injustamente olvidado.
Junco despachó 405 cuadrangulares y se erigió como el
primero en arribar a la respetable cifra de 400 batazos de este tipo en la
pelota cubana y se ubica también entre los punteros de por vida en slugging
(551), e impulsadas, con mil 180.
Por si fuera poco, fue líder en dobles en la campaña de 1982
(16); triples, 1981 (6); carreras impulsadas, 1985 (72); y ¡nueve veces! en
jonrones, récord difícil de supercar en la Isla: 1982 (17), 1983 (15), 1985
(24), 1988 (25), 1989 (20), 1990 (16), 1991 (17), 1993 (27) y 1994 (21).
Omar Linares Izquierdo (nació en San Juan y Martínez, Pinar
del Río, el 23 de octubre de 1967), “El Niño”, como se le conoció en el mundo
beisbolero, es considerado uno de los grandes peloteros cubanos de todos los
tiempos. Para un buen número de especialistas ha sido el mejor jugador de esta
etapa, y se ubica tercero en este importantísimo departamento con 404 jonrones.
Debutó en el año 1982 con solo 15 años de edad,
desempeñándose en varias posiciones del cuadro, por lo que demostró desde sus
inicios sus excelentes cualidades como jugador.
Sus estadísticas a lo largo de su carrera reflejan fehacientemente
su estelaridad. Es segundo de por vida en carreras anotadas, con mil 547, solo
superado por Enriquito Díaz; primero en slugging junto al granmense Alfredo
Despaigne, 644, y es primero en average ofensivo (368), e igualmente se ubica
entre los punteros en la gran mayoría de los departamentos ofensivos,
entiéndase dobles, onceno (327); remolques, quinto (mil 221); segundo en bases
intencionales (235) y tercero en boletos(mil 327); hits, cuarto (dos mil 195); y segundo en total de bases recorridas, (tres
mil 842).
Encabezó los departamentos de bateo en las campañas de 1985
(409 de promedio), 1986 (426), 1990 (442) y 1992 (386). Fue líder en carreras
anotadas en las Series de 1985 (65), 1987 (40), 1989 (53), 1993 (63) y 1995
(63). Triples, 1985 (9). Bases por bolas, 1992 (51), 1993 (66), 1994 (54), 1995
(64), 1996 (70) y 2000 (69).
Es además, el único bateador que ha logrado la triple corona
de bateo, pues en 1992 terminó con 398 de promedio ofensivo, conectando 23
cuadrangulares, e impulsando un total de 58 carreras hacia el homeplate. Bateó
sobre 400 en 7 oportunidades, como para respetar.
Linares estuvo presente en seis Campeonatos Mundiales
amateurs, tres Juegos Olímpicos, cuatro Juegos Panamericanos, e igual cantidad
de Centroamericanos, y seis Copas Intercontinentales. No por casualidad fue el
tercer bate titular del equipo Cuba por más de un decenio, y en múltiples
ocasiones recibió premios por ser el mejor atleta de deporte colectivo en la
Isla, y mereció igualmente distinciones como mejor deportista latinoamericano o
entre los diez mejores, al tiempo que la Federación Internacional también lo
congratuló varias veces por sus fenomenales resultados.
Antonio Muñoz, el estelar zurdo primera base de los
conjuntos de la antigua provincia de Las Villas -para muchos y me incluyo entre
ellos-, el mejor en esa posición en Series Nacionales, ocupa la cuarta casilla
con 370 batazos de vuelta completa.
Tuvo la dicha de haber jugado en cuatro décadas (60, 70, 80
y 1990). En la Serie de 1974, vistiendo las franelas de Azucareros lideró las
carreras anotadas, con 54; dobles en 1971 (19), y jonrones, 1974 y 1976, con 19
y 13, respectivamente.
Muñoz fue el primero en pegar 200 y 300 jonrones en Series
Nacionales. Fuera de Cuba tuvo gran destaque, pues estuvo presente en cinco de
los llamados Campeonatos del Mundo, cinco Copas Intercontinentales, además de
tres Juegos Panamericanos, y otros tantos Centroamericanos y del Caribe.
Una de sus mayores satisfacciones se remonta a la final del
Mundial de Japón 1980, cuando decidió ese choque tras disparar cuadrangular
ante el plantel de Corea del Sur.
En Mundiales tiene el récord de más jonrones para una Serie,
con 8 en la cita de Italia 1978, además de convertirse en el primer cubano en
disparar tres cuadrangulares en un juego mundialista. En estos certámenes, fue
líder de este departamento, carreras impulsadas y anotadas, y en el torneo de
1978 fue escogido como el Jugador Más Valioso. En Japón 1980, estuvo al frente
de las carreras empujadas.
El habanero Romelio Martínez Hernández (jardinero), quien
aparece empatado con el “Gigante del Escambray” Antonio Muñoz en las casillas
4-5, con un total de 370 vuelacercas, fue un jardinero con un gran poder al
bate, y en solo 15 Series compiló esta friolera de batazos.
Romelio terminó su carrera con un promedio ofensivo de 271,
producto de mil 289 hits en cuatro mil 752 comparecencias al homeplate,
incluidos 174 dobles, seis triples y pisó la goma en 972 oportunidades. En la
XXXI Serie (1992) quedó líder en jonrones con 19.
Tras Romelio se ubica el bien llamado “Señor Pelotero” Luis
Giraldo Casanova Castillo, con 312 batazos de este tipo. Representó siempre a
los equipos de su terruño natal, Pinar del Río, como jardinero derecho en las
décadas de los 70, 80 y principios de los 90, aunque en sus últimos años como
jugador defendió el primer cojín.
Este recio toletero toma asiento en lugares de relevancia en
la mayoría de los departamentos ofensivos en Cuba y acaparó unos cuantos
lideratos, al terminar de puntero en carreras anotadas en 1980 (64), dobles en
1984 (19), empatado con el cienfueguero Sixto Hernández, cuadrangulares en 1984
(20), impulsadas ese propio año (67), y boletos recibidos en los años 1980 (57)
y 1983 (34), igualado con Alejo O´Reilly.
En su participación internacional aglutina un total de seis
Campeonatos Mundiales amateurs, tres Juegos Panamericanos, dos Centroamericanos
y seis Copas Intercontinentales.
En Mundiales fue líder jonronero en los certámenes de 1980,
1984, 1986 y 1988, y constituyó sin dudas baluarte fundamental de esa época en
los éxitos de la Isla en el contexto internacional.
Otro hijo de Santiago de Cuba, Gabriel Pierre, es el
séptimo mayor jonronero de la pelota criolla con 306 cuadrangulares. Jugador
fornido y recio defensor de la tecera base, representó siempre a las novenas de
su provincia y tuvo solo el inconveniente de que por ese tiempo coincidió con
el estelar Omar Linares en la esquina caliente.
Pierre promedió de por vida 295 de average, pegó mil 577
hits en cinco mil veces al rectángulo de bateo, entre éstos 302 dobles y 17
triples y anotó mil 031 carreras, además de constituir figura clave en los
halagüeños resultados de por vida del béisbol santiaguero.
Extrafronteras
integró la selección nacional a las Copas Intercontinentales de 1991 y 1997,
los Centroamericanos y del Caribe de 1998, el Campeonato Mundial de ese mismo
año, los Panamericanos de Winnipeg 99, y los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Uno de los peloteros de mayor estatura que han jugado en
Cuba, me refiero al gigante matancero Julio Germán Fernández Tortoló, es el
octavo entre los máximos jonroneros cubanos, con un total de 302.
Este inicialista destacó precisamente por su enorme poder
ofensivo y engrosó las filas de los conjuntos Henequeneros y Matanzas en las
décadas de los años 80 y 90. También hizo maravillas guante en mano con seguros
y espectaculares engarces.
Este departamento lo
lideró en la XXXVI temporada, al despachar para la calle 15 pelotas, campaña
donde fue igualmente el número uno en carreras remolcadas (60), y que también
dominó en 1986, con 52.
Otro fenomenal pelotero que hizo engrandecer los graderíos
por sus descomunales batazos lo fue sin dudas el cienfueguero Pedro José
Rodríguez Jiménez, bien temido por lanzadores contrarios, quien brilló en los
años 70 y 80 con las novenas de Azucareros, Cienfuegos y Las Villas.
“Cheíto”, como todos lo llaman, pegó 286 cuadrangulares (al
igual que el habanero Oscar Macías), defendió siempre con estoicismo la tercera
almohadilla y es uno de los peloteros cubanos que exhiben una mejor frecuencia
de jonrones y carreras empujadas de por vida.
Tomó parte en 15 temporadas y promedió 287. Sus grandes
dotes como hombre de fuerza las demostró en las Series de 1977, 1978, 1979 y
1980 cuando encabezó a los jonroneros, con 9, 13, 19 y 18 bambinazos,
respectivamente.
Fue puntero en carreras impulsadas en las temporadas de 1977
(45), 1979 (53), y 1980 (55). Internacionalmente participó en cuatro
Campeonatos Mundiales, tres Juegos Panamericanos, igual cifra de
Centroamericanos y dos Copas Intercontinentales, eventos en los cuales
sobresalió al bate como de costumbre.
Estos atributos hablan por sí solos de la calidad de estos
hombres, lamentablemente imposibilitados de escribir sus hazañas en la pelota
de Grandes Ligas, en la que quizás se
hubieran convertido en estrellas como otros compatriotas suyos que han deslumbrado
y deslumbran hoy en el más fuerte beisbol del planeta. ¿Qué cree usted?
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