2012/10/16

Jonroneros que no vieron las Mayores

Por RAFAEL ROFES PEREZ

Por estos dias de efervescencia beisbolera en la postemporada de las Grandes Ligas y el inicio de las lides de invierno en Dominicana, Venezuela,  México…,  y revisando la participación cubana en ellas, me vinieron a la mente los fenomenales sluggers que han pasado por las series nacionales en la Isla y que no pudieron demostrar sus cualidades en la Gran Carpa.

Motivado por tales actuaciones, les propongo adentrarnos en el accionar de estos jugadores (todos ya retirados), específicamente  los máximos jonroneros del actual béisbol de Cuba –los numeritos no incluyen la 51 temporada-, quienes quizás hubieran inscrito también sus nombres con letras doradas en la pelota de los Estados Unidos.

Y digo quizás, pues como todos sabemos una cosa es imaginar y otra la realidad sobre el terreno.  Comprobado está que muchos jugadores que han brillado en diferentes lides alrededor del planeta, cuando enfrentan el mejor béisbol del mundo no alcanzan el mismo rendimiento, sin embargo otros sí. Ejemplos hay bastantes.

De todas maneras estos jonroneros a los que me referiré tenían gran calidad, eso nadie lo puede dudar y en mi caso, me hubiese encantado haberlos visto jugar en la Grande. Recordemos que  la mayoría de ellos tuvieron esos fenomenales resultados en una de las etapas más brillantes de  la pelota cubana después de 1962.

Un hijo de Palma Soriano, Orestes Kindelán Olivares (jardinero, receptor y primera base) es el más grande toletero cubano de este tiempo, con un total de 487 cuadrangulares, además de liderar igualmente los departamentos de carreras impulsadas, con mil 511; total de bases recorridas, 3 mil 893, y sacrificios de fly, 91; cuarto en carreras anotadas, mil 379; tercero en slugging, 600; quinto en pelotazos recibidos, 185 y en bases por bolas, con mil 232. Estos numeritos hablan por sí solos de su calidad.

Además, Kindelán tuvo en su poder por más de dos décadas el récord de más cuadrangulares en un torneo en Cuba, con 30, pues ahora lo comparten el cienfueguero Jose Dariel Abreu y el granmense Yoenis Cespedes, ambos con 33, implantado en la 50 Serie Nacional.

En la arena internacional Kindelan disparó 101 en las más de 20 lizas internacionales en las cuales tomó parte: seis Campeonatos Mundiales amateurs, tres Juegos Olímpicos, seis Copas Intercontinentales, cuatro Juegos Panamericanos e igual cantidad de Centroamericanos, y en la mayoría de los casos fue eje fundamental en los triunfos de su equipo.

Tras Kindelán aparece un jugador con un poder descomunal, me refiero al jardinero matancero Lázaro Junco Nenínger, quien bien pudo haber integrado en más oportunidades las filas de la selección nacional por sus sobresalientes resultados allá por los años 80 y 90, y que como muchos otros, fue injustamente olvidado.

Junco despachó 405 cuadrangulares y se erigió como el primero en arribar a la respetable cifra de 400 batazos de este tipo en la pelota cubana y se ubica también entre los punteros de por vida en slugging (551), e impulsadas, con mil 180.

Por si fuera poco, fue líder en dobles en la campaña de 1982 (16); triples, 1981 (6); carreras impulsadas, 1985 (72); y ¡nueve veces! en jonrones, récord difícil de supercar en la Isla: 1982 (17), 1983 (15), 1985 (24), 1988 (25), 1989 (20), 1990 (16), 1991 (17), 1993 (27) y 1994 (21).

Omar Linares Izquierdo (nació en San Juan y Martínez, Pinar del Río, el 23 de octubre de 1967), “El Niño”, como se le conoció en el mundo beisbolero, es considerado uno de los grandes peloteros cubanos de todos los tiempos. Para un buen número de especialistas ha sido el mejor jugador de esta etapa, y se ubica tercero en este importantísimo departamento con 404 jonrones.

Debutó en el año 1982 con solo 15 años de edad, desempeñándose en varias posiciones del cuadro, por lo que demostró desde sus inicios sus excelentes cualidades como jugador.

Sus estadísticas a lo largo de su carrera reflejan fehacientemente su estelaridad. Es segundo de por vida en carreras anotadas, con mil 547, solo superado por Enriquito Díaz; primero en slugging junto al granmense Alfredo Despaigne, 644, y es primero en average ofensivo (368), e igualmente se ubica entre los punteros en la gran mayoría de los departamentos ofensivos, entiéndase dobles, onceno (327); remolques, quinto (mil 221); segundo en bases intencionales (235) y tercero en boletos(mil 327); hits, cuarto (dos mil 195);  y segundo en total de bases recorridas, (tres mil 842).

Encabezó los departamentos de bateo en las campañas de 1985 (409 de promedio), 1986 (426), 1990 (442) y 1992 (386). Fue líder en carreras anotadas en las Series de 1985 (65), 1987 (40), 1989 (53), 1993 (63) y 1995 (63). Triples, 1985 (9). Bases por bolas, 1992 (51), 1993 (66), 1994 (54), 1995 (64), 1996 (70) y 2000 (69).

Es además, el único bateador que ha logrado la triple corona de bateo, pues en 1992 terminó con 398 de promedio ofensivo, conectando 23 cuadrangulares, e impulsando un total de 58 carreras hacia el homeplate. Bateó sobre 400 en 7 oportunidades, como para respetar.

Linares estuvo presente en seis Campeonatos Mundiales amateurs, tres Juegos Olímpicos, cuatro Juegos Panamericanos, e igual cantidad de Centroamericanos, y seis Copas Intercontinentales. No por casualidad fue el tercer bate titular del equipo Cuba por más de un decenio, y en múltiples ocasiones recibió premios por ser el mejor atleta de deporte colectivo en la Isla, y mereció igualmente distinciones como mejor deportista latinoamericano o entre los diez mejores, al tiempo que la Federación Internacional también lo congratuló varias veces por sus fenomenales resultados. 

Antonio Muñoz, el estelar zurdo primera base de los conjuntos de la antigua provincia de Las Villas -para muchos y me incluyo entre ellos-, el mejor en esa posición en Series Nacionales, ocupa la cuarta casilla con 370 batazos de vuelta completa.

Tuvo la dicha de haber jugado en cuatro décadas (60, 70, 80 y 1990). En la Serie de 1974, vistiendo las franelas de Azucareros lideró las carreras anotadas, con 54; dobles en 1971 (19), y jonrones, 1974 y 1976, con 19 y 13, respectivamente.

Muñoz fue el primero en pegar 200 y 300 jonrones en Series Nacionales. Fuera de Cuba tuvo gran destaque, pues estuvo presente en cinco de los llamados Campeonatos del Mundo, cinco Copas Intercontinentales, además de tres Juegos Panamericanos, y otros tantos Centroamericanos y del Caribe.

Una de sus mayores satisfacciones se remonta a la final del Mundial de Japón 1980, cuando decidió ese choque tras disparar cuadrangular ante el plantel de Corea del Sur.

En Mundiales tiene el récord de más jonrones para una Serie, con 8 en la cita de Italia 1978, además de convertirse en el primer cubano en disparar tres cuadrangulares en un juego mundialista. En estos certámenes, fue líder de este departamento, carreras impulsadas y anotadas, y en el torneo de 1978 fue escogido como el Jugador Más Valioso. En Japón 1980, estuvo al frente de las carreras empujadas.

El habanero Romelio Martínez Hernández (jardinero), quien aparece empatado con el “Gigante del Escambray” Antonio Muñoz en las casillas 4-5, con un total de 370 vuelacercas, fue un jardinero con un gran poder al bate, y en solo 15 Series compiló esta friolera de batazos.

Romelio terminó su carrera con un promedio ofensivo de 271, producto de mil 289 hits en cuatro mil 752 comparecencias al homeplate, incluidos 174 dobles, seis triples y pisó la goma en 972 oportunidades. En la XXXI Serie (1992) quedó líder en jonrones con 19.

Tras Romelio se ubica el bien llamado “Señor Pelotero” Luis Giraldo Casanova Castillo, con 312 batazos de este tipo. Representó siempre a los equipos de su terruño natal, Pinar del Río, como jardinero derecho en las décadas de los 70, 80 y principios de los 90, aunque en sus últimos años como jugador defendió el primer cojín.

Este recio toletero toma asiento en lugares de relevancia en la mayoría de los departamentos ofensivos en Cuba y acaparó unos cuantos lideratos, al terminar de puntero en carreras anotadas en 1980 (64), dobles en 1984 (19), empatado con el cienfueguero Sixto Hernández, cuadrangulares en 1984 (20), impulsadas ese propio año (67), y boletos recibidos en los años 1980 (57) y 1983 (34), igualado con Alejo O´Reilly.

En su participación internacional aglutina un total de seis Campeonatos Mundiales amateurs, tres Juegos Panamericanos, dos Centroamericanos y seis Copas Intercontinentales.

En Mundiales fue líder jonronero en los certámenes de 1980, 1984, 1986 y 1988, y constituyó sin dudas baluarte fundamental de esa época en los éxitos de la Isla en el contexto internacional.

Otro hijo de Santiago de Cuba, Gabriel Pierre, es el séptimo mayor jonronero de la pelota criolla con 306 cuadrangulares. Jugador fornido y recio defensor de la tecera base, representó siempre a las novenas de su provincia y tuvo solo el inconveniente de que por ese tiempo coincidió con el estelar Omar Linares en la esquina caliente.

Pierre promedió de por vida 295 de average, pegó mil 577 hits en cinco mil veces al rectángulo de bateo, entre éstos 302 dobles y 17 triples y anotó mil 031 carreras, además de constituir figura clave en los halagüeños resultados de por vida del béisbol santiaguero.

 Extrafronteras integró la selección nacional a las Copas Intercontinentales de 1991 y 1997, los Centroamericanos y del Caribe de 1998, el Campeonato Mundial de ese mismo año, los Panamericanos de Winnipeg 99, y los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

Uno de los peloteros de mayor estatura que han jugado en Cuba, me refiero al gigante matancero Julio Germán Fernández Tortoló, es el octavo entre los máximos jonroneros cubanos, con un total de 302.

Este inicialista destacó precisamente por su enorme poder ofensivo y engrosó las filas de los conjuntos Henequeneros y Matanzas en las décadas de los años 80 y 90. También hizo maravillas guante en mano con seguros y espectaculares engarces.

 Este departamento lo lideró en la XXXVI temporada, al despachar para la calle 15 pelotas, campaña donde fue igualmente el número uno en carreras remolcadas (60), y que también dominó en 1986, con 52.

Otro fenomenal pelotero que hizo engrandecer los graderíos por sus descomunales batazos lo fue sin dudas el cienfueguero Pedro José Rodríguez Jiménez, bien temido por lanzadores contrarios, quien brilló en los años 70 y 80 con las novenas de Azucareros, Cienfuegos y Las Villas.

“Cheíto”, como todos lo llaman, pegó 286 cuadrangulares (al igual que el habanero Oscar Macías), defendió siempre con estoicismo la tercera almohadilla y es uno de los peloteros cubanos que exhiben una mejor frecuencia de jonrones y carreras empujadas de por vida.

Tomó parte en 15 temporadas y promedió 287. Sus grandes dotes como hombre de fuerza las demostró en las Series de 1977, 1978, 1979 y 1980 cuando encabezó a los jonroneros, con 9, 13, 19 y 18 bambinazos, respectivamente.

Fue puntero en carreras impulsadas en las temporadas de 1977 (45), 1979 (53), y 1980 (55). Internacionalmente participó en cuatro Campeonatos Mundiales, tres Juegos Panamericanos, igual cifra de Centroamericanos y dos Copas Intercontinentales, eventos en los cuales sobresalió al bate como de costumbre.

Estos atributos hablan por sí solos de la calidad de estos hombres, lamentablemente imposibilitados de escribir sus hazañas en la pelota de Grandes Ligas, en la que  quizás se hubieran convertido en estrellas como otros compatriotas suyos que han deslumbrado y deslumbran hoy en el más fuerte beisbol del planeta. ¿Qué cree usted?

No hay comentarios.: