Por ALDO LUBERTA MARTINEZ (Especial para Pasaje Deportivo)
Daba gusto escuchar a Enrique Capetillo, desde su “Palco
211” o no. De hablar, y andar, pausado, “El Tillo”, como solía decirle,
fallecido en el mes de agosto de 1999 a consecuencia de un padecimiento
coronario, era dado a las amenas conversas.
“¿Por qué me dices ‘Tillo’?”, me inquirió, sonriente, en
cierta ocasión; “Te dicen ‘Cape’, ¿tiene algo de malo que te diga ‘Tillo’?”, le
respondí, también con una sonrisa. Sabía que iba a Radio Progreso, los lunes en
la tarde, para grabar su sección
deportiva para la revista “A primera hora”, y siempre buscaba tener un motivo
para acosarle.
En no pocas ocasiones
solía visitar el estudio 6, donde me desempeñaba como grabador del programa
“Ritmos”, para, de esta forma, saludar al equipo de realización, sobre todo a
Jesús López Gómez, maestro de locutores.
“López y yo somos
amigos de corazón”, comentó sonriente, en cierta ocasión; “además de ser
antiguos compañeros de trabajo, compartimos el mismo cardiólogo. Aquella
ocurrencia hizo que, todos los presentes, estalláramos a carcajadas, sobre todo
López Gómez que era poseedor de una muy contagiante risa.
Si no reías de la broma, lo hacías escuchándolo. Jesús López
Gómez, “El viejo”, “El papa”, dejó de existir el 28 de junio de 1998; “El
Tillo”, apenas le sobrevivió un año. Enrique Capetillo abandonó, para siempre,
su “Palco 211”, reitero, en agosto de 1999.
Y rememoro a estos 2 grandes de los medios cubanos, a raíz
de la enfermedad pulmonar que aquejó, en las últimas semanas, a Antonio Muñoz,
“El Gigante del Escambray”, según el decir de Bobby Salamanca, otro de los
buenos en el arte de comunicar.
-¿Quieres que te diga una cosa, Aldito?- me dijo “El Tillo”
en una de las sesiones donde le dábamos duro a la sinhueso- Se habla de
Kindelán, de Junco, de Romelio, de “Cheíto”, de Muñoz; se habla también de
grandes batazos, pero te digo una cosa. El batazo más grande que he visto en mi
vida lo dio Muñoz, en el estadio “Guillermón Moncada”, por allá por 1969. Con
bate de madera la sacó por encima del techo.
De Muñoz recuerdo mucho. Fue un jugador inolvidable en todos
los sentidos. Su elegancia en el terreno, su cortesía para con los contrarios,
su manera de colocarse en home, su hábito de acomodarse las mangas de la camisa
antes de consumir su turno al bate, y, por supuesto, su número 5.
-“El gigante del Escambray” encuentra la guardarraya limpia-
comentaba Bobby Salamanca, desde las frecuencias de Radio Rebelde, si Muñoz no
hallaba corredores en circulación- Y viene “el Gigante del Escambray”, los
tándems están repletos- decía entonces si en cada posición anotadora se
encontraba un compañero de equipo.
Lourdes Gourriel es, sin dudas, uno de los bateadores más
sensacionales que se ha podido ver en Series Nacionales; no obstante, la
oportunidad de Muñoz también se puso a prueba, por ejemplo, cuando en 1980, en
el Campeonato del Mundo celebrado en Japón, conectó, en el séptimo inning,
contra la selección nipona, un largo homerun por el jardín derecho, para
decidir el partido que le dio a Cuba la posibilidad de discutir la medalla de
oro ante Estados Unidos; ese juego concluyó 1-0, y la victoria cubana la obtuvo
Braudilio Vinent, “El Meteoro de La Maya”; Yukio Takemoto, por su parte, si mi
memoria no de traiciona, el tercer lanzador que empleó el team nacional del
país sede, cargó con la derrota.
Casi una década después, en la Serie Selectiva de 1989, y en
las postrimerías de su carrera deportiva, y ante los envíos de Rafael Gómez
Mena, decidió el primer partido del play off Ciudad de La Habana-Las Villas, en
el estadio Latinomaericano, icono del béisbol cubano, y cuartel general de los
equipos capitalinos.
Lo que se traduce que
“El Gigante del Escambray” fue irreverente con el público habanero, conectando
un decisivo cuadrangular en su propio patio. Ganaba el campeonato quien
venciera 2 juegos, en serie extra. Las Villas relegó a Ciudad de La Habana al
vencer en el “Latinoamericano”, de visitante; y, posteriormente, en el “Genaro
Melero”, sito en la ciudad de Jatibonico, Sancti Spiritus, aprovechando su
condición de home club.
Casualmente, en esa Serie Selectiva, lo vi llorar, por única
vez, y lo sucedido, aún me resulta inexplicable, a pesar del tiempo
transcurrido. Quisiera preguntarle a Muñoz, ¿qué pasó?; o interrogar a Rafael
Orlando Acebey para que me explique los motivos que le condujeron a asumir una
actitud tan antideportiva, contra alguien que se había destacado, en nuestro
beisbol, además, por poseer una elevada actitud deportiva.
Es domingo. Doble juego entre Ciudad de La Habana vs Las
Villas. El equipo de la capital había ganado la noche anterior, si vence en uno
de los 2 partidos dominicales todo acaba, y el sueño, tan largamente
acariciado, por los de la principal urbe cubana, de ser titulares en una Serie Selectiva, se podía
cumplir. Una doble derrota, algo impensado pero factible, tal y como sucedió,
provocaría un empate en la clasificación, y el posterior desarrollo de una
serie de play off.
El primer partido con
altas y bajas. El primer partido colmado de discusiones. Roberto Almarales le
pega la bola a Lázaro Vargas, lo que provoca uuna caldeada discusión, y, a su
vez, la expulsión de ambos; Rolando Verde tiene que sustituir a Vargas en la
antesala. Continúa el juego. Rolling por tercera. Rafael Orlando Acebey,
excelente fildeador, captura en posición incómoda, lanza a primera, pero Muñoz
no puede conseguir atrapar el lanzamiento, y el corredor es quieto en primera
base.
Y con el grito de
“safe” comienza lo que, al menos para mí, nunca se había visto en el béisbol.
Acebey, visiblemente molesto, comienza a proferir insultos, no me consta pero
lo supongo por el desenlace final, contra Antonio Muñoz; mientras más grita
Acebey, Muñoz intenta ofrecerle disculpas; disculpas que no aceptó el tercera
base, y abandonó el partido; y al abandonar el partido, las lágrimas de un
Antonio Muñoz, impotente ante la injustica de la que había sido víctima.
Nunca comprendí la situación, y aunque me la expliquen creo
que tampoco voy a entender la molestia, extrema, contra alguien que, dentro, y
fuera, de un terreno de juego; vistiendo, lo mismo, su uniforme en Series
Nacionales, Series Selectivas, o Series internacionales, había sido señalado
con el único calificativo de CABALLERO.
La única ocasión en que vi a Antonio Muñoz perder, en todo
el sentido de la palabra, los estribos, fue, ante República Dominicana, durante
los Juegos Panamericanos realizados en Caracas, Venezuela, en 1983. Esa imagen
de “El Gigante del Escambray” bate en mano, cuan mambí a la carga al machete,
corriendo detrás del pitcher tras ser golpeado por lanzamiento, con el cátcher
quisqueyano, a las espaldas, o Víctor Mesa, no recuerdo, es inolvidable.
-Había golpeado a otros compañeros- aseguró Muñoz en una
entrevista- Le grité que tuviera cuidado conmigo. Me pegó. En un inicio yo no
iba a reaccionar, pero me dio rabia que, cuando me le quedé mirando, tras el
pelotazo, se echara a correr. Ahí no aguanté y le fui atrás. Es de las pocas
veces que me han expulsado de un juego.
8 comentarios:
DEL GUAJIRO SON MUCHA LAS ANECDOTAS Y YO QUE GRACIAS A DIOS LO CONOSCO Y COMPARTI MUCHAS D ELLAS Y SUS ENSENANZAS EN LA ACADEMIA DE CIENFUEGOS ME CONSTA SU MODESTIA SU DESINTERES SU BONDAD Y SU AMISTAD PARA CON TODOS LOS QUE HAN TENIDO LA OPORTUNIDAD DE HABLAR CON TONO MUNOZ ,UN CABALLERO UN HOMBRE UN AMIGO
Me alegra la fusión de los hombres de bien. La vida de Aldo está llena de esas cualidades. Os deseo buen derrotero por los caminos de la crónica deportiva.
Estará ya de alta?
el gigante como todos le deciamos , asi fue la historia de la selectiva del 89 , me dio jonron con dos en bases en cuenta de 3 y 2 en latino , siempre lo admire por la alegria y las ganas que ponia en cada juego a pesar de tantas series que jugo nunca perdio ese deseo de ser un competidor , siempre se porto como un caballero dentro y fuera del terreno y hay que recordarlo siempre como uno de los mas grandes de todos los tiempos , primero Dios y se recupere pronto , mis respetos
ES VERDAD Q AQUEL JUEGO YO NO ME CONTROLE Y DESPUES CONVERSAMOS , Y LE PEDI DISCULPAS , MIS RESPETOS GIGANTE , Q TE MEJORES PRONTO,DESDE SURAMERICA TE DESEO Q Q TE RECUPERES
ES VERDAD Q AQUEL JUEGO YO NO ME CONTROLE Y DESPUES CONVERSAMOS , Y LE PEDI DISCULPAS , MIS RESPETOS GIGANTE , Q TE MEJORES PRONTO,DESDE SURAMERICA TE DESEO Q Q TE RECUPERES
Hola, Acebey. Como podria contactar contigo?
Dejame tu e-mail si no es mucho problema
Rafael Rofes Perez
Yo esa anécdota del Genaro Melero no la vi así, me pareció que Acebey reacciono con la euforia de su juventud porque Munoz no pudo completar la buena jugada, este que ya estaba en sus finales reacciono airadamente, tal vez por vergüenza deportiva, ante la malcriadez y si no los aguantan se van a las manos, son cosas que pasan entre dos peloteros que amaban el béisbol y la camiseta, mi eterna admiración a ambos, soy natural de Santa Clara.
Lo que no recuerdo es lo de las lagrimas, si recuerdo mucho la insidia de los narradores de TV, aprovechando como siempre la ocasión para vilipendiar a los peloteros de otras provincias e ignorar que los de la capital si se caracterizan por estas malcriadeces, en parte inspirados por ellos mismos.
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