¿Podrán los avileños retener la corona?
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El tema de los refuerzos, entre otros tópicos, y las posibilidades de cada uno de ellos en su afán de discutir la supremacía nacional, son analizados concienzudamente por el especialista, en una etapa en la que cada uno de estos ocho sobrevivientes tendrán su “legión extranjera”, y la fanaticada deberá ir pensando en aplaudir a hombres que, hasta ayer mismo, eran rivales. Es un paso plausible en el camino a desarticular el oscuro esqueleto de la territorialidad.
Comienza Michel recordando que Roger Machado es uno de los managers que más progresión ha tenido en las últimas campañas. La experiencia ha enriquecido su sistema, hasta el punto de que ya aprovecha a fondo la versatilidad de sus atletas y maneja con más pericia que antes el pitcheo. Pero sospecho que no anduvo muy fino en la selección de sus refuerzos.
Tres lanzadores internacionales (Danny Betancourt, Leandro Martínez y Miguel Lahera), un torpedero (Dainer Moreira) y un right fielder que puede ocupar plaza en el cuadro (Maikel Cáceres), fueron las elecciones del otrora enmascarado del team Cuba. Mucho pitcher y poca dinamita, creo yo, para una escuadra que se ubicó en el lugar 12 de bateo colectivo (.260), y que apenas fue décimocuarta en carreras anotadas (166, por debajo de cuatro por encuentro).
Lo de los Tigres y el madero fue la crónica de una enemistad. Los monarcas vigentes avergonzaron el slugging (.332, casi el peor de la contienda), y limitaron su producción jonronera a un global de 16, cuando José Dariel Abreu –¡él solo!- pegó 13 bambinazos.
Hay otras notas preocupantes. Excepción hecha de Rubén Valdés, ninguno de sus titulares pudo arribar a las veinte impulsadas. Y únicamente tres figuras –Raúl González, Isaac Martínez y el propio Valdés- lograron compilar para .300. En deuda, muy en deuda, quedaron esta vez la mayoría de sus principales elementos ofensivos: Castillo –en dilatado slump que le costó el boleto al Clásico-, Fiss, Charles, Borroto, y hasta el reincorporado José Ramón Alfonso…
Como es de esperar, la apatía atacante amenazó las posibilidades clasificatorias de la escuadra, que al final se ubicó en séptimo puesto con 24 triunfos y 21 derrotas. La tradición del campeón destronado de modo prematuro –verificada con Industriales y Pinar en los dos torneos previos- estuvo sumamente cerca de afianzarse.
Si los avileños no engrosaron esa lista fue gracias a su staff de lanzadores, líder del campeonato con un formidable promedio de 2.54 limpias por partido. Sus monticulistas sumaron nada menos que doce lechadas –la mitad de las victorias de la tropa-, y dejaron a los bateadores adversarios en pálido average de .238. Lea y sorpréndase: a Ciego le conectaron nueve cuadrangulares en 401 entradas. Esto es, aproximadamente uno cada cinco desafíos.
Las espaldas de Vladimir García y Yander Guevara cargaron con el peso de la rotación abridora. El moronense no gozó de fortuna en ganados y perdidos (4 y 3), pero se resarció en el PCL (2.02) y el promedio contrincante (.207). Mientras, el de Chambas firmó una campaña de ensueño resumida en balance de 8 y 2, con PCL de 1.31 y cosecha rival de .210. Y aunque Roger perdió tempranamente a Osmar Carrero y no pudo extraer demasiado provecho de Dachel Duquesne y Maikel Folch, se agarró convenientemente de la tabla del relevo para seguir a flote…
Encabezado por Yadir Rabí (1.25), Lázaro Santana (3 triunfos, 3 salvados), Víctor Baró (0.61) y el zurdo Raicel Poll (0.40), el bullpen de los Tigres comandó a sus similares con una media de efectividad de 2.30, suficiente para sacarle las castañas del fuego a un mentor exasperado por las circunstancias. Y si a lo anterior le sumamos que el fildeo avileño fue segundo con .979 y realizó más double plays que nadie (63), entenderemos el milagro de por qué la nave de los Tigres no se hundió.
Pero pese al calvario vivido con los bates, el manager de la novena se concentró –ya lo decía- en hacer tres peticiones sucesivas de serpentineros. Empezó por el santiaguero Betancourt, cuyo tremendo año (6 y 1, 2.68 PCL) lo reinstaló en la selección del patio. Luego pidió al granmense Leandro Martínez (4-5, 6.57 PCL y AVE de .352), un zurdo que parece destinado a ocupar la vacante del lesionado Folch. Y a seguidas se inclinó por el artemiseño Lahera, que indistintamente hizo aperturas y relevos con resultado de 1 y 6, tres salvamentos y elevado promedio de 4.78.
A todas luces, Roger Machado juntará a su tándem abridor con Betancourt y Martínez, y le encomendará al veloz Lahera la misión de sacar los outs del 25 al 27, un rol que hasta hace poco él encaraba con la desaparecida franela de La Habana. Es decir, que el equipo debiera funcionar sin problemas desde el box. Que, ya se sabe, es lo más importante en la pelota.
Pero ocurre que también es preciso hacer carreras. Y en ese sentido, los felinos del centro lucen medio desarmados, habida cuenta de que su line up anda escaso de sluggers, y de que para colmo los refuerzos de ataque escogidos son dos chocadores de bola. Las estadísticas de Moreira (.317 AVE, 1 HR, 22 anotadas, 19 empujadas, 6 estafas) y Cáceres (.323 AVE, 1 HR, 20 anotadas, 18 empujadas, 5 estafas) exhiben rendimientos casi idénticos. La diferencia estriba en que, a todas luces, el holguinero podría tener espacio para desempeñarse en alguna pradera, mientras el paracortos del Guaso tendrá que cruzar el Niágara en bicicleta para sentar en el dugout a una figura insigne de la escuadra como Yorbis Borroto.
No tengo idea de cómo estructurará su tanda el timonel. Acaso emplee a Rudeldis en la receptoría, con Charles, Raúl González, Valdés y Borroto en el infield, Castillo, Fiss y Cáceres en las praderas, e Isaac fungiendo como designado. O tal vez le dé juego permanente a Alfonso y Lisdey Díaz, y continúe utilizando de manera ocasional a Mario Vega, Abdel Civil y Ricardo Bordón.
Lo seguro es que, haga lo que haga, su line up no impresiona. No para dirimir este segmento en el que todos van con armamentos superiores. Les falta a los campeones ese poder de fuego que ostentarán los otros, y eso pesa. Por más que Vladimir y compañía echen el resto, a Ciego va a pasarle factura la ofensiva.
Definitivamente, habría que estar ciego para no darse cuenta.
Muy bueno este articulo,completamente de acuerdo,la verdad que lo unico que se puede agregar a eso es SIN COMENTARIOS.
ResponderBorrarEsta enjaulado y por eso no muerde
ResponderBorrareso fue un choripon lo de los tigres jaaaa, suerte a los tigres y felicidadez
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