Durante el sorteo de los números, la
suerte le hizo un feo al manager de Villa Clara, quien debió elegir de último
en un par de ocasiones. Sin embargo, a todas luces Ramón Moré logró lo que
quería, escribe el colega Michel Contreras.
Digo esto porque el hombre logró potenciar una ofensiva que andaba muy escasa de fuerza, y en el río revuelto se llevó a cuatro bateadores de calibre (Yordan Manduley, Edilse Silva, Danel Castro y Dairon Varona), junto a un pitcher experimentado y polivalente como Jonder Martínez.
Calculó bien sus fuerzas y flaquezas el mentor. Villa Clara no había sido sexta en la clasificatoria (24 éxitos y 20 fracasos) por culpa de la defensa, que trabajó al ritmo de la media del certamen (.975), ni tampoco del pitcheo, que ha sido la columna vertebral del equipo desde hace mucho tiempo.
Nada de eso. El staff de los naranjas es de los más sólidos de Cuba, y su excelente PCL de 2.61 limpias por encuentro da rigurosa fe de ello. A sus lanzadores apenas les conectaron para .248, fueron los segundos que menos bases regalaron (126), y lo mejor, la plantilla exhibió un equilibrio sorprendente entre las prestaciones de los grupos abridor y relevista.
Tan eficaz es la faena de su cuerpo de starters, que aun cuando Freddy Asiel no ha vivido una temporada reluciente (3 y 4, con average adversario de .307), la sangre no alcanzó a llegar al río, contenida por Misael Siverio (PCL de 1.87), Yasmani Hernández (6 y 1 con 2.32) y Alain Sánchez (2.43).
También sobresalientes han sido sus apagafuegos. Especialmente Diosdani Castillo, pleno de facultades y ambiciones que lo llevaron a la selección absoluta del país, luego de redondear ocho salvados y fijar un promedio de 1.17 en plan de cerrador.
¿Cuál fue entonces la causa de que los centrales anclaran en el sexto lugar? Ya usted lo habrá inferido: la ofensiva, que colectivamente no logró pasar de .263, ni anotar suficientes carreras, y apenas fue capaz de conectar un bambinazo cada dos juegos de pelota.
No por gusto, Villa Clara es la escuadra que más toca la bola. Sabe su director de las carencias con el madero en ristre, y apela al sacrificio como paliativo. Para colmo, hasta el azar obró en su contra, pues el líder del ataque naranja, Ramón Lunar, se lesionó cuando venía cumpliendo una campaña inmejorable (average de .383, con slugging de .691 y 23 remolques).
Las dolencias sacaron también del line up a Andy Zamora, y el veterano Ariel Borrero no consiguió esta vez ser el motor de siempre. Así, el grupo se debió recostar al aporte de Yeniet Pérez y la inspiración de los jóvenes Lázaro Ramírez, Dian Toscano y el novato Yordanis Linares.
Tanta contingencia no tardó en arrastrar malos ratos, como cuando llegaron seis reveses a hilo, cinco de los cuales tuvieron lugar en terrenos contrarios. Y he ahí otro de los grandes problemas de esta versión villaclareña: se muestra casi insuperable en casa (17 victorias, solo 4 fracasos), pero se viene abajo cuando coge carretera (7 triunfos y 16 desgracias).
Por eso, precisamente porque el bateo es un dolor de muelas cotidiano en la boca de Ramón Moré, fue que el mentor optó por cuatro mosqueteros. Un cuarteto de revulsivos para la vieja enfermedad de la novena.
Veámoslo en detalle. Ante todo, echó mano del torpedero Manduley, que viene de empujar 28 anotaciones con Holguín. A seguidas reclamó a Edilse Silva, inicialista y jardinero que trajo similar cantidad de carreras con la franela de Santiago. Luego de intercalar a un lanzador, pidió al inextinguible tunero Danel Castro (.311 de AVE, .466 de SLU, 30 propulsadas), y cerró con el versátil camagüeyano Dairon Varona, cuyo promedio de .373 representa evidencia suficiente.
De modo que la artillería se reforzó con creces. Y si a eso sumamos la convocatoria de Jonder (PCL de 3.51, .266 de promedio contrincante), tirios y troyanos deberán aceptar que Villa Clara quedó en condiciones de batallar a fondo por un cupo a los play offs.
¿Cómo queda, entonces, Villa Clara? Podría mantener su rotación (Freddy Asiel, los zurdos Hernández y Siverio y el diestro Alain Sánchez), o darle entrada a Jonder en lugar de este último. Sin embargo, sospecho que Moré dejará las cosas tal como han estado, y que el artemiseño se ocupará de un rol tipo ‘preparador’, preservando ventajas para el arribo al box de Diosdani Castillo.
En cuanto a la alineación, tiene variantes, y todas son compactas. Por ejemplo, la siguiente:
En determinadas situaciones, el manager podría colocar a Varona en la antesala y Yuniet Flores en la pradera izquierda, o confiar en los buenos oficios atacantes de los ya referidos outfielders Toscano y Ramírez. Además, puede sentar a Pestano detrás del home plate (por supuesto, si está motivado), y en los innings finales asegurar defensa con el camarero Andy Sarduy.
Como quiera que viren la tortilla, salen fuertes y con hambre de victoria los naranjas. Han visto pasar ya 17 Series sin conquistar un cetro, de manera que hasta las probabilidades les apuntan a la cara.
¿Podrá ser?…
Digo esto porque el hombre logró potenciar una ofensiva que andaba muy escasa de fuerza, y en el río revuelto se llevó a cuatro bateadores de calibre (Yordan Manduley, Edilse Silva, Danel Castro y Dairon Varona), junto a un pitcher experimentado y polivalente como Jonder Martínez.
Calculó bien sus fuerzas y flaquezas el mentor. Villa Clara no había sido sexta en la clasificatoria (24 éxitos y 20 fracasos) por culpa de la defensa, que trabajó al ritmo de la media del certamen (.975), ni tampoco del pitcheo, que ha sido la columna vertebral del equipo desde hace mucho tiempo.
Nada de eso. El staff de los naranjas es de los más sólidos de Cuba, y su excelente PCL de 2.61 limpias por encuentro da rigurosa fe de ello. A sus lanzadores apenas les conectaron para .248, fueron los segundos que menos bases regalaron (126), y lo mejor, la plantilla exhibió un equilibrio sorprendente entre las prestaciones de los grupos abridor y relevista.
Tan eficaz es la faena de su cuerpo de starters, que aun cuando Freddy Asiel no ha vivido una temporada reluciente (3 y 4, con average adversario de .307), la sangre no alcanzó a llegar al río, contenida por Misael Siverio (PCL de 1.87), Yasmani Hernández (6 y 1 con 2.32) y Alain Sánchez (2.43).
También sobresalientes han sido sus apagafuegos. Especialmente Diosdani Castillo, pleno de facultades y ambiciones que lo llevaron a la selección absoluta del país, luego de redondear ocho salvados y fijar un promedio de 1.17 en plan de cerrador.
¿Cuál fue entonces la causa de que los centrales anclaran en el sexto lugar? Ya usted lo habrá inferido: la ofensiva, que colectivamente no logró pasar de .263, ni anotar suficientes carreras, y apenas fue capaz de conectar un bambinazo cada dos juegos de pelota.
No por gusto, Villa Clara es la escuadra que más toca la bola. Sabe su director de las carencias con el madero en ristre, y apela al sacrificio como paliativo. Para colmo, hasta el azar obró en su contra, pues el líder del ataque naranja, Ramón Lunar, se lesionó cuando venía cumpliendo una campaña inmejorable (average de .383, con slugging de .691 y 23 remolques).
Las dolencias sacaron también del line up a Andy Zamora, y el veterano Ariel Borrero no consiguió esta vez ser el motor de siempre. Así, el grupo se debió recostar al aporte de Yeniet Pérez y la inspiración de los jóvenes Lázaro Ramírez, Dian Toscano y el novato Yordanis Linares.
Tanta contingencia no tardó en arrastrar malos ratos, como cuando llegaron seis reveses a hilo, cinco de los cuales tuvieron lugar en terrenos contrarios. Y he ahí otro de los grandes problemas de esta versión villaclareña: se muestra casi insuperable en casa (17 victorias, solo 4 fracasos), pero se viene abajo cuando coge carretera (7 triunfos y 16 desgracias).
Por eso, precisamente porque el bateo es un dolor de muelas cotidiano en la boca de Ramón Moré, fue que el mentor optó por cuatro mosqueteros. Un cuarteto de revulsivos para la vieja enfermedad de la novena.
Veámoslo en detalle. Ante todo, echó mano del torpedero Manduley, que viene de empujar 28 anotaciones con Holguín. A seguidas reclamó a Edilse Silva, inicialista y jardinero que trajo similar cantidad de carreras con la franela de Santiago. Luego de intercalar a un lanzador, pidió al inextinguible tunero Danel Castro (.311 de AVE, .466 de SLU, 30 propulsadas), y cerró con el versátil camagüeyano Dairon Varona, cuyo promedio de .373 representa evidencia suficiente.
De modo que la artillería se reforzó con creces. Y si a eso sumamos la convocatoria de Jonder (PCL de 3.51, .266 de promedio contrincante), tirios y troyanos deberán aceptar que Villa Clara quedó en condiciones de batallar a fondo por un cupo a los play offs.
¿Cómo queda, entonces, Villa Clara? Podría mantener su rotación (Freddy Asiel, los zurdos Hernández y Siverio y el diestro Alain Sánchez), o darle entrada a Jonder en lugar de este último. Sin embargo, sospecho que Moré dejará las cosas tal como han estado, y que el artemiseño se ocupará de un rol tipo ‘preparador’, preservando ventajas para el arribo al box de Diosdani Castillo.
En cuanto a la alineación, tiene variantes, y todas son compactas. Por ejemplo, la siguiente:
Yordanis Linares, CF (.301 AVE, 3
HR, 16 CI)
Yordan Manduley, SS (.295 AVE, 4 HR,
28 CI)
Ramón Lunar, 1B (.383 AVE, 5 HR, 23
CI)
Edilse Silva, BD (.267 AVE, 7 HR, 28
CI)
Danel Castro, 2B (.311 AVE, 6 HR, 30
CI)
Dairon Varona, LF (.373 AVE, 4 HR,
22 CI)
Yeniet Pérez, 3B (.254 AVE, 6 HR, 24
CI)
Yulexis La Rosa, C (.194 AVE, 1 HR,
12 CI)
Andy Zamora, RF (.226 AVE, 0 HR, 2
CI)
En determinadas situaciones, el manager podría colocar a Varona en la antesala y Yuniet Flores en la pradera izquierda, o confiar en los buenos oficios atacantes de los ya referidos outfielders Toscano y Ramírez. Además, puede sentar a Pestano detrás del home plate (por supuesto, si está motivado), y en los innings finales asegurar defensa con el camarero Andy Sarduy.
Como quiera que viren la tortilla, salen fuertes y con hambre de victoria los naranjas. Han visto pasar ya 17 Series sin conquistar un cetro, de manera que hasta las probabilidades les apuntan a la cara.
¿Podrá ser?…
Mas nunca ganan jejejejeje
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