2013/03/14

Clásicas del Clásico: La Naranja Mecánica vs El Caos del Caribe

No obstante haber pasado ya unos días de la salida de Cuba del III Clásico Mundial de Beisbol, hoy prefiero compartir con ustedes un interesante artículo del colega Glauber García Lara, quien desde la más occidental de las provincias de nuestra Isla, tecleó con acierto aspectos y valoraciones que muchos omiten referentes la realidad de la pelota cubana actual.

Aquí les dejo este material, y como siempre, espero por sus opiniones y comentarios. Cada criterio de ustedes, los lectores, vale un mundo –siempre lo digo-, porque a decir verdad todo periodista se nutre en buena medida de la sapiencia popular y hasta quizás mucho más en el deporte.

Cuando a inicios de los ´70 Johan Cruyff y sus acólitos, dirigidos todos por Rinus Michels, revolucionaron el mundo con su concepto del "fútbol total", pocos imaginaron que el legado de aquella generación trascendiera épocas y deportes.

Conocida como "la naranja mecánica", la selección holandesa disputó dos finales mundialistas, y sirvió de embrión para el nacimiento de un "estilo" futbolístico que hoy practica casi a la perfección el F.C. Barcelona, y que también se trasladó a otras disciplinas en los Países Bajos, con el béisbol como último ejemplo.

Dicho "estilo" gravita en un concepto de equipo adaptable, donde cada jugador cumple un rol determinado en cualquier momento del partido, siempre en función del colectivo sin que este pierda su enfoque táctico.

Pero no se preocupen que no los atormentaré con una conferencia teórica sobre fútbol, solo les preparo el camino porque quizás en los próximos cuatro años escucharemos repetidamente que ahora tenemos que aprender de la escuela holandesa de béisbol.

Digo esto porque pasamos los últimos cuatro calendarios escuchando maravillas de los jugadores japoneses y asiáticos en sentido general, que había que aprender de ellos sí o sí, y pasaron por alto, bueno, al menos no todo el mundo, que en ese lapso también cedimos varias veces ante Puerto Rico, Estados Unidos, República Dominicana, los propios holandeses... y la lista sigue.

Esperamos los cohetes por la puerta y nos entraron por la ventana.

Holanda nos derrotó con el mínimo requerido, nos remontó en el octavo sin tres regulares, después de caer por nocaout ante Japón, (si eso no es garra y amor a la camiseta que alguien me corrija) limitó su juego a cumplir con el llamado ABC, y aprovechó con talento de zángano todo lo que el enjambre cubano le regaló sin esfuerzo.

Y pienso en un enjambre, ya que era eso precisamente lo que parecía el equipo antillano, un grupo organizado alrededor de un nuevo rey que en todo momento, ya sea con tiempo favorable o no, azuzaba constantemente a sus obreros, algo que traducido al deporte se entiende como PRESIÓN.

El último partido de Cuba contra Holanda es el ejemplo clásico de lo que ocurre cuando un equipo juega bajo presión, no solo presión de juego o del contrario, sino presión social, mediática y hasta patriótica.

Si a este coctel molotov le sumamos la presencia de un manager que su apodo es "explosión", entonces el experimento excede el tubo de ensayo y vemos cómo se desmorona el pitcheo joven, la concentración general y el talento de su jugador insigne y capitán de equipo.

Yulieski Gourriel representa a su generación como ningún otro pelotero: es un grupo con gran talento para el juego pero con poco oficio, que contiene elementos tradicionales de nuestras selecciones de antaño pero carece de la garra de aquellos, y sobre todas las cosas, tanto dentro como fuera de Cuba, es una generación que gana muy pocos títulos, o sea, es una generación perdedora.

Pero ojo, que la responsabilidad de la derrota en el Tercer Clásico Mundial no es de Víctor Mesa o Yulieski Gourriel, el asunto es más general, y de entrada hay que afirmar que Holanda actualmente es mejor que Cuba, así como al menos otros cinco o seis países del planeta, algo que comentamos anteriormente en estas páginas.

La responsabilidad recae en la Comisión Nacional de Béisbol que no supo en los últimos siete u ocho años aplicar una política adecuada para el desarrollo del deporte nacional, porque no fue proactiva, no se adelantó a los acontecimientos, sino que limitó su accionar a resolver la situación del momento.

Por ende, y no nos cansaremos de repetirlo, vimos cómo la voluble serie nacional, motiva pero no satisface cualitativamente, como la hierba encontró libre albedrío en nuestros estadios y los niños de hoy pegan en sus paredes posters de Messi y Cristiano y no conocen a Linares y Vargas porque es más fácil encontrar un balón de fútbol que un bate decente y barato.

Vimos cómo nuestros pitchers sufren para llegar a 88 millas desde el box, cómo nuestros peloteros apenas cobran 400 pesos o menos por jugar a diario, y cómo lamentablemente en ese recorrido hoy cientos de ellos defienden otros colores.

Vimos y escuchamos en todos los medios que somos los mejores del mundo, que nadie se entrega más que nosotros, pero nunca vimos o escuchamos a Justin Verlander, Mike Trout, Josh Hamilton o Miguel Cabrera, y nadie sabe si los veremos alguna vez o jugaremos contra ellos, no en un Clásico, sino día a día, ahí, en el mismo terreno.

No busquemos más villanos y encontremos soluciones, Cuba llegó hasta donde su calidad le permitió, simplemente los otros son mejores y los nuestros mostraron los defectos de siempre.

Acabemos por favor de abrir los ojos para salir de este caos inverosímil que desgraciadamente hoy se llama béisbol cubano.

Fuente: (http://www.guerrillero.cu)

4 comentarios:

  1. Wilfredo Echevarria12:29 p. m.

    GRACIAS Rafa...por compartir este artículo repleto de verdades..

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  2. Carlos Rodriguez12:40 p. m.

    Este escrito esta super bueno

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  3. Pandiame2:40 a. m.

    El beisbol se ha desarrollado y Cuba ha dado un bajón de calidad, particularmente en el pitcheo y creanme que no es necesario pasar de las 90 millas para dominar en el beisbol, hace falta tener recursos para lanzar e inteligencia. Por otro lado ya se nos fué la generación de los 90 y ese techo es al que hay que llegar para volver a tener una selección y una generación de peloteros como aquella. Un saludo

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  4. Felicidades por el artículo está muy bueno

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