POR Rafael Rofes Pérez
Muchos han sido y son los deportistas que con sacrificio, entrega y coraje se han impuesto a imprevistos y dificultades.
En ese grupo sobresale el ya desaparecido pelotero cubano Carlos Kindelán Limonta, quien a menos de un año de haber sido sometido a un trasplante de riñón, volvió al terreno para escribir una impresionante página de voluntad.
Oriundo de la capital, desde bien pequeño demostró sus dotes como bateador y excelente defensor del cuadro, inspirado por su ídolo Rey Vicente Anglada, y posteriormente debutó con Industriales en nuestras series nacionales.
De sus primeros años como pelotero siempre hizo mención al jonrón que le conectó a Barudilio Vinent para decidir un partido y la primera vez que vistió la franela tricolor en un torneo en Holanda, en el cual tuvo una formidable actuación.
En plena forma deportiva llegaron para él las insatisfacciones, cuando lo dejaron fuera de la campaña Selectiva de 1988, no obstante haber bateado por encima de los 300 con Metropolitanos.
Esto motivó su traslado hacia Matanzas para jugar con los equipos de aquella provincia. Su brillante actuación en su primer año con Henequeneros le posibilitó integrar el Cuba B, como titular en la segunda base, y participar en varios eventos en el exterior.
Por ese tiempo se convirtió en uno de los intermedistas más bateadores del país, a lo que unía su explosividad, y concedía un especial interés a los choques con sus antiguos compañeros de la capital, varios de los cuales decidió con oportunas conexiones y excelentes engarces.
Cuando se encontraba en plenitud de facultades y listo para empeños mayores, una severa insuficiencia renal lo alejó del terreno. Gracias a las bondades de la medicina se le trasplanta un riñón y tras el éxito de la operación se le recomendó un largo período de descanso.
“Tan pronto me recupere volveré a la pelota”, repetía constantemente. Nueve meses después se cumplió su deseo, pero al poco tiempo afloró una nueva afección, a la que no pudo sobreponerse para cerrar los ojos el 19 de marzo de 1998 a la edad de 34 años.
Cuentan quienes estuvieron a su lado en los momentos finales de su existencia, cuando agonizaba, que su último pensamiento lo dedicó al béisbol, y recuerdan que no se cansaba de repetir: “Conecta tú el hit, que después yo te traigo para home”.
Carlos Kindelán participó en 14 series nacionales. En 2 mil 716 veces al bate conectó 768-H, 126-2B, 27-3B, 63-HR, 357-CI, 419-sulugging, para average de 283. A la defensa, promedió 974, con 98-E en 3 mil 724 lances. Eventos internacionales: Copa Intercontinental, Barcelona-1991, y torneos de Rótterdam y Haarlem, Holanda.
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