Por MARK SHELDON / MLB.com
CHICAGO -- Luis Alonso, padre del novato de los Rojos Yonder Alonso, aprovechó para sentarse en primera fila en un estadio Wrigley Field vacío el lunes mientras su hijo calentaba en el terreno y tomaba prácticas de bateo.
Luis Alonso habla poco inglés, pero el orgullo que reflejaba en su rostro no necesitaba traducción.
"Es algo muy bonito. Mi hijo está en Grandes Ligas", expresó Luis Alonso luego de batallar un poco para decirlo en inglés. "Esto es el Wrigley Field".
Luis Alonso, quien fuera pelotero profesional y entrenador en su natal Cuba para el popular equipo Industriales, ya había visto a su hijo jugar en Grandes Ligas. Incluso lo vio conectar un cuadrangular el mes pasado en contra de los Marlins en Miami, donde actualmente reside, pero Luis nunca había visitado Chicago.
"Después del juego [lunes], quedó maravillado", destacó Yonder. "Lo llevé a cenar esa noche. Obviamente, yo pagué la cuenta, ahora puedo pagarla. Quedó impresionado después de ver un juego y todo el ambiente que rodea las Grandes Ligas".
Con apenas 24 años de edad, Yonder Alonso muestra a menudo un aprecio por la clase de vida que sus padres le dieron y por su pequeña hermana Yaineé. Cuando Alonso tenía nueve años de edad, Luis y su esposa Damarys tomaron la difícil decisión de salir de Cuba en busca de una mejor vida en los Estados Unidos. Renunciaron a todo, incluyendo a la carrera de Luis en el béisbol.
De manera muy privada y sin divulgar nada a sus amigos ni vecinos, la familia se las arregló para conseguir un avión que sacaría a Yonder y su familia de Cuba. Alonso prefirió no dar detalles de cómo lograron abandonar la isla pero recordó el sentimiento que tuvo mientras volaba en ese avión.
"Es algo muy intenso. Recuerdo cuando lo abordé", dijo Alonso. "Todos lloramos. Fue un día muy triste, renunciamos a todo. No sabes si algún día volverás a ver a tus familiares y amigos".
A su llegada a Miami, la búsqueda del "sueño americano" no fue nada fácil. La familia Alonso se hospedó con amigos por un par de semanas antes de tener su propio "hogar". Nadie en la familia hablaba inglés ni poseía bienes más allá de lo que pudieron traerse en sus maletas. Una de sus primeras salidas fue a una tienda K-Mart para comprarse ropa y artículos de primera necesidad.
"Mi padre consiguió empleo muy rápido", recuerda Alonso. "Nos mudamos a una pequeña oficina y vivimos ahí por cuatro años. Era un lugar muy pequeño, apenas cabíamos".
Tanto Yonder como Yaineé, quien ahora asiste a la Universidad de Miami, se inscribieron en la escuela. Yonder poco a poco se integró a la cultura estadounidense mientras jugaba al béisbol. Aprendió a hablar inglés y sus padres siempre estuvieron encima de ellos para que no dejaran la escuela y trajeran a casa buenas calificaciones. Ellos sabían que ésa sería la clave para una mejor vida.
Luis actualmente trabaja como gerente en una bodega de la compañía de pinturas Sherwin Williams, pero uno de sus primeros trabajos en Miami fue limpiando una oficina. Eventualmente se convirtió en una vocación familiar cuando Yonder y su hermana se unieron a su padre como asistentes.
"Recuerdo cuando mi hermana y yo limpiábamos oficinas durante horas y horas", expresó Alonso. "Pasábamos los sábados y domingos limpiando por la mañana y luego tenía juego a las 4 ó 5 p.m. O después de los partidos teníamos que ir a limpiar oficinas".
Con la guía de su padre, Yonder se convirtió en un jugador sensación para la Preparatoria Coral Gables y en un primera base estelar para la Universidad de Miami. En 2008, el cubano firmó un contrato de Grandes Ligas por $4.55 millones después de haber sido la séptima selección general en el Draft de parte de los Rojos en 2008.
Ese contrato le garantizó a Yonder y a su familia una mejor vida. Alonso, quien le compró una casa a sus padres, debutó en las Mayores en septiembre del 2010. El cubano regresó esta temporada el 26 de julio cuando los Rojos cambiaron a Jonny Gomes para abrirle un espacio en el roster.
"Todo se lo debó a ellos", admitió Alonso. "Se sacrificaron por nosotros y ahora yo tengo la oportunidad de agradecerles y ayudarlos en todo lo que pueda".
Con Joey Votto adueñado de la primera base, Alonso tuvo que hacer la transición de su posición natural a los jardines. Pero antes de asentarse como jardinero, el cubano pasó tiempo considerable en la banca como bateador emergente y fue titular una vez en la antesala. Ahora está de regreso jugando el jardín izquierdo. Su bate continúa encontrando la manera de obtener tiempo de juego mientras batea para .407 con cuatro jonrones y 13 carreras producidas en 31 juegos.
Mientras los fanáticos exigen que Yonder obtenga más tiempo de juego, el cubano espera pacientemente. Después de todo lo que tuvo que pasar para llegar aquí, el cubano no se desespera y disfruta de cada momento en las Grandes Ligas.
"Nunca doy nada por hecho", manifestó Alonso. "Incluso si tuviera 10 años jugando en Grandes ligas no daría nada por hecho. Sé qué tan especial es esto para mí y para mi familia. Es algo que definitivamente nunca olvidaré".
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