Por RAFAEL ROFES PEREZ
Regularmente traigo a esta página el acontecer beisbolero
de los peloteros cubanos dentro y fuera de la Isla, pero en esta oportunidad haré
una excepción para reconocer la labor del venezolano Miguel Cabrera luego
de su impresionante marca en las Grandes Ligas.
La reciente conquista de la triple corona por parte de
este hijo de Maracay constituyó motivo de satisfacción y orgullo para los venezolanos, para los latinos y para
todos los amantes de este fascinante deporte, más si se conoce que hazañas como
esta son bien dificiles de lograr.
Por eso no quiero pasar por alto tan resonante éxito del
antesalista de los Tigres de Detrot, único latino que ha conseguido tan impresionante
proeza y que lo sitúa desde ya en un lugar preponderante en la historia de la
mejor pelota del mundo.
De esta forma, Cabrera logró convertirse en el primer ganador de la triple corona tras 45 años al finalizar la temporada del 2012 como líder en promedio ofensivo con 330, cuadrangulares, 44 y empujadas , 139.
En declaraciones a la prensa, el estelar pelotero de los
Tigres envió su agradecimiento a toda Venezuela por estar todo el tiempo
pendiente de su actuación y confesó haber tenido suerte y el apoyo de Dios en
todo momento.
Tuvo palabras de elogio para su compatriota Omar Vizquel,
quien anunció su retiro y lo felicitó por todo lo que hizo en el béisbol.
Cabrera, siete
veces All-Star, estableció un récord personal en bambinazos y fletadas, así
como el segundo mejor resultado en promedio, ya que el año pasado ganó el título
de bateo también pero con 344.
El venezolano también fue el líder en slugging con 606 de promedio, mientras que su compatriota Elvis Andrus (Rangers) fue segundo en triples con 9, el dominicano Albert Pujols (Angelinos) en dobles con 50 y el estelar veterano Derek Jeter (Yankees) lideró en imparables en ambas Ligas con 216.
Nuestra felicitación para Cabrera, a quien veremos nuevamente en los play offs defendiendo la esquina caliente con los Tigres de Detroit. Y seguramente nos continuará deleitando porque los grandes como él nunca dejan de brillar.
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